Ayer 27 de junio, en una Habana hendida por relámpagos, dejó de existir, a los 99 años, Josefina C. García-Marruz Badía —Fina para la posteridad—, alta poeta, mujer de singularísima mirada. Eran las 7:15 de la tarde, la ciudad reverberaba en su sopor, y todos, colegas y lectores, fuimos confirmados en la amarga tristeza.La autora de Las miradas perdidas (1951), Visitaciones (1970) y Habana del centro (1997) es piedra angular de la poesía cubana desde los años fundacionales de Orígenes, potente grupo literario que se nucleó alrededor de la revista del mismo nombre y del indiscutible magisterio de Lezama.Lo característico del verso de Fina es el posicionamiento piadoso ante la existencia del otro, el verbo desprovisto de afeites, la expresión fulgurante de lo aparentemente menor, el asombro por el prodigio de vivir.Foto: Kaloian Santos Cabrera.Ensayista, investigadora literaria y crítica, deja una importante obra en prosa, como sus repetidos estudios sobre la vida y obra de José Martí, una de sus devociones confesas, Juana Borrero, Gustavo Adolfo Bécquer y los místicos españoles. Hablar de poesía (1986), un volumen que aún no ha sido apreciado en su justo valor, contiene reflexiones sobre esa práctica humana que, más que un género literario, es un estado del espíritu.Fue acreedora de las más altas distinciones que se conceden a poetas en nuestro idioma; entre otras, los Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2007) y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2011).Junto con Cintio Vitier conformó una familia de artistas. Sergio y José María, instrumentistas y compositores, son hijos de ambos.Fina García Marruz y Cintio Vitier. Foto: KaloianAl conocer la desoladora noticia, la también poeta cubana Damaris Calderón exclamó desde Chile: “La poeta que escribió los versos más hermosos sobre Cuba, sobre su música, el silencio. La tremenda y entrañable Fina García-Marruz ha fallecido. Su poesía nos proteja del arrasamiento.”En versos memorables, Fina dejó dicho: “Si los poemas todos se perdiesen/ el fuego seguiría nombrándolos sin fin…” No se perderá su poesía. Queda en las bibliotecas del mundo y en la agradecida memoria de los cubanos que somos y de los que habrán de ser, pues ella nos nombró con amor, nos confirió algo de la identidad trascendente. Queden aquí, como prueba, algunos breves textos suyos.De qué silencio eres tú silencio¿De qué silencio eres tú silencio?¿De qué voz, qué clamor, qué quién responde?Abismo del azul, ¿qué hacemos en tu seno,hijos de la palabra como somos?¿Qué tienes tú que ver, di, con nosotros?¿Cómo si eres ajeno, así nos tientas?¿Habría sed de no haber agua cierta?¿O quién vistióme de piedad los ojos?¿Puedo poseer, pequeña, don inmensoque faltase a los cielos y a las aguas?Y él ¿podría morir, sobreviviendomenor que él, todo el fulgor del cielo,quedar la tierna luz indiferenteal fuego que, irradiando, ha suscitado?***Sé el que eres Ama la superficie casta y triste.Lo profundo es lo que se manifiesta.La playa lila, el traje aquel, la fiestapobre y dichosa de lo que ahora existeSé el que eres, que es ser el que tú eras,al ayer, no al mañana, el tiempo insiste,sé sabiendo que cuando nada seasde ti se ha de quedar lo que quisiste.No mira Dios al que tú sabes que eres—la luz es ilusión, también locura—sino la imagen tuya que prefieres,que lo que amas torna valedera,y puesto que es así, sólo procuraque tu máscara sea verdadera.***Los extraños retratosAhora que estamos solos,infancia mía,hablemos,olvidando un momentolos extraños retratosque nos hicieron.Hablemos de lo que tú y yo,por no tener ya nada,sabemos.Que esta solitaria noche míano ha tenido la graciadel comienzo,y entré en la danza oscura de mi estirpecomo un joven tristísimoen un lienzo.Mi imagen sucesiva no me habitasino como un oscuroremordimiento,sin poder distinguir siquieraqué de mi pan o de mi vinoinvento.En el oscuro cuarto en que levantola mano con un gestopolvoriento,donde no puedo entrar, allí me mirascon tu traje y tu tercofundamento,y no sé si me llamas o qué quieresen este mutuo, extrañodesencuentro.Y a veces me parece que me pidespara que yo te saquedel silencio,me buscas en los árboles de oroy en el perdido parquedel recuerdo,y a veces me parece que te buscoa tu tranquila fuerzay tu sombrero,para que tú me enseñes el caminode mi perdido nombreverdadero.De tu estrella distante, aparecida,no quiero más la luz tan tristesino el Cuerpo.Ahonda en mí. Encuéntrame.Y que tu pan sea el díanuestro.***Retrato de una virgenElla no sabe bien lo que ha pasado.Él era su amigo, y ahorale ha dicho adiós.¡Ella que lo veíacomo el padre, el esposoque iba a ser!Ahora pasea con otra,van riendo.Ella no entiendepero se ha quedadoquieta, como quien esperauna orden, o como el aguaantes de recoger la imagendel rostro amado.No se ha entregado al llanto.No tiene una alborotadaimaginación. Sigueyendo a sus clases. Cuidacosas pequeñas: las libretas,la raya en el orden, igualque el pelo al levantarse.Hace lo mismo que antes,sólo un poco más triste.La luz que la abandonala dibuja un momento.No sabe que está sola.Ese ignorar la guarda.***Si mis poemas todos se perdiesen…Si mis poemas todos se perdiesenla pequeña verdad que en ellos brillapermanecería igual en alguna piedra grisjunto al agua, o en una verde yerba.Si los poemas todos se perdiesenel fuego seguiría nombrándolos sin finlimpios de toda escoria, y la eterna poesíavolvería bramando, otra vez, con las albas.***Toma mi mano…Toma mi mano,hazme sentir que estás cercaen la novedad de esta horaen que mi mano es nueva en tu mano,y es mi mano porque tú la tomasy mi pecho ha quedado silencioso como ella, anhelante,en el banco arrobado, suspendido por todas las estrellas.***Una cara, un rumor, un fiel instante…Una cara, un rumor, un fiel instanteensordecen de pronto lo que miroy por primera vez entonces vivoel tiempo que ha quedado ya distante.Es como un lento y perezoso amanteque siempre llega tarde el tiempo mío,y por lluvia o dorado y suave hastíosuma nocturnos lilas deslumbrantes.Y me devuelve una mansión callada,parejas de suavísimos danzantes,los dedos artesanos del abismo.Y me contemplo ciega y extasiadaa la mágica luz interrogantede un sonido que es otro y que es el mismo.***Y sin embargo sé que son tinieblas…Y sin embargo sé que son tinieblaslas luces del hogar a que me aferro,me agarro a una mampara, a un hondo hierroy sin embargo sé que son tinieblas.Porque he visto una playa que no olvido,la mano de mi madre, el interior de un coche,comprendo los sentidos de la noche,porque he visto una playa que no olvido.Cuando de pronto el mundo da ese acentodistinto, cobra una intimidad exterior que sorprendo,se oculta sin callar, sin hablar se revela,comprendo que es el corazón extintode esos días manchados de temblor veniderola razón de mi paso por la tierra.***