En este año he publicado una crónica cada semana. Analizamos con saña logos, carteles, pancartas, vallas. Ha sido divertido. Y queda claro que hay patrones erróneos en el concepto y realización que se repiten todo el tiempo. No son muchos y precisamente por eso, empezamos a repetirnos.
Por otro lado me parece interesante que quienes leen estos textos tengan la oportunidad de conocer algo de la gráfica de este lado del charco. Que no todo es bonito o barato, ni mucho menos. Allá, en La Habana, donde he vivido toda la vida, se dejan ver diseños de altísima calidad, no sólo comparables a los del primer mundo, sino a sus mejores ejemplos. No hablamos de ellos, como hemos dicho más de una vez, porque preferimos ocuparnos de las malas prácticas. Porque se aprende más y se entiende mejor de qué va el asunto cuando exponemos las vergüenzas de los acusados. Es mucho más fácil comprender por qué algo está mal que por qué está bien.
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