Cuba demostró, una vez más, que trabaja con éxito por la inclusión, ofreciendo oportunidades de participación para todos en las distintas esferas de la vida. Prueba de ello son las tres medallas, dos de oro y una plata, de Suslaidy Girat en el atletismo de la XXV Sordolimpiada, que finalizó ayer en Brasil.
La santiaguera, de 34 años de edad, habló con Granma desde la sede del evento y dijo que está «contenta al alcanzar estos resultados. En el triple salto, con 13,21 metros, reedité las victorias de 2013 y 2017, a pesar del frío que había en la instalación. Solo necesité el primer intento para ganar, por tercera ocasión, en estos clásicos. Estas medallas se las dedico a mi papá».
Sobre sus inicios en este deporte, manifestó: «comencé en mi natal Santiago de Cuba, a los ocho años de edad, en tres eventos: los 100 y 200 metros, y el salto de longitud».
Sobre cómo reparte su tiempo para prepararse en tres especialidades, respondió: «dedicándole muchas horas diarias al entrenamiento, con disciplina, junto al exigente entrenador Yoelbis Quesada, a quien le agradezco mucho».
Girat, con 5,84 metros, ganó en salto de longitud y fue segunda en los cien metros. «No siento predilección por alguna de las tres pruebas, en mis cinco Sordolimpiadas, he logrado ocho preseas», expresó.
La destacada actuación de la cubana, en un certamen que contó con más de 70 países, con cerca de 2 000 atletas, nos trae el recuerdo de las jornadas triunfales de Omara Durand (débil visual profunda), también santiaguera, y su guía Yuniol Kindelán, en la Paraolimpiada de Tokio 2020.
Invicta durante diez años y ganadora de siete preseas de oro en las tres últimas ediciones de esos clásicos. En la capital japonesa, al igual que Girat en Brasil, participó con un clima adverso, lluvioso. Ahora disfruta de un receso, para dedicarle más tiempo a su familia.
Feliz coincidencia: dos mujeres, dos santiagueras con alguna discapacidad, ambas negras, talentosas y valientes.
Para ellas el merecido sitial de distinción y respeto, ellas han expuesto en los más exigentes escenarios mundiales una máxima de su país: En Cuba, todos y todas cuentan.