MIAMI, Estados Unidos.- El joven estudiante de música cubano Abel Lescay fue sentenciado a seis años de privación de libertad por su participación en las masivas protestas del 11 de julio de 2021 en su natal Bejucal, provincia Mayabeque. Sobre qué pasaba por su mente ese día y qué lo llevó a salir a manifestarse, Lescay habló en directo este viernes con CubaNet.
Cuando estallaron las protestas en varios puntos de la isla en la tarde del domingo 11 de julio de 2021, Abel Lescay se encontraba en el estudio de unos amigos en Bejucal grabando música. “La manifestación pasó por frente a la casa donde estábamos”, contó.
“Aquí hay una gran tradición de la conga”, dijo, y aseguró que salieron todos a unirse a los que pasaba. “Estábamos todos afuera cantando, cosas no muy típicas de la conga, pero estábamos diciendo lo que sentíamos, que era bastante malo por la situación económica, y también todo nos cogió en medio de un apagón.”
“Salimos para la calle porque la cosa estaba muy mala, y ya uno también se sentía muy mal con el nivel de represión que hay, y que en ese momento ya estaba también muy fuerte. Con los artistas la represión ya era muy fuerte”.
La orden de combate está dada
Cuando el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel dio la orden de combate contra los manifestantes en una alocución transmitida en televisión nacional esa tarde, Lescay estaba llegando a su casa después de cuatro o cinco horas de protesta.
“Pasé por la iglesia, que el cura daba palabras de aliento a los manifestantes, y luego vine a la casa después de cuatro o cinco horas en la manifestación. Hasta ese momento todo había estado tranquilo”. Fue entonces que en la televisión escuchó a Díaz-Canel dando la orden de combate, entonces salió a la calle y se encontró con otra conga, pero esta vez de personas que defendían al régimen comunista.
Varios amigos y manifestantes se enfrentaron a los simpatizantes del gobierno, después de un rato fue que vieron por primera vez a policías en la calle.
La sentencia
Abel Lescay fue condenado a seis años de prisión por los supuestos delitos de desorden público y desacato agravado, sin embargo, asegura, su vida no ha cambiado mucho desde que conoció la sentencia el pasado mes de abril.
“Mis padres han entendido la situación y me apoyan mucho, mi familia es de muy buena energía. La sentencia de seis años yo no me la creo, y lo que me dio fue risa cuando la leí. Eso es una falta de respeto y un muy mal trabajo, yo no sé como ellos van a tener la conciencia de meterme preso esos años por ofender a un policía, que lo que más llevaría es una multa”, señaló.
“Igual, si me quieren meter preso que lo hagan, yo voy a estar bien donde quiera que esté”, manifestó.
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