La Habana, 13 may (ACN) Expertos cubanos se reúnen hoy en esta capital para la actualización de los cursos de Buenas Prácticas en Refrigeración y Aire acondicionado, anunció la Oficina Técnica del Ozono (OTOZ).
Los debates centrarán la atención en dos acciones fundamentales, una de las cuales es la revisión del reajuste de la propuesta metodológica del nuevo curso de buenas prácticas en refrigeración y climatización 2022.
Además, su vinculación con los hidrofluorocarburos (HFC), potentes gases de efecto invernadero, a fin de promover el uso de novedosas tecnologías alternativas con bajo potencial de calentamiento global, añadió la OTOZ en exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias.
La otra es el diseño de la futura estrategia de reducción de los HFC en Cuba, comprometida con la Enmienda de Kigali, capital de Ruanda, que entró en vigor el primero de enero de 2019 y en la cual depositó el instrumento de ratificación, al eliminar gradualmente los fluidos correspondientes.
El mencionado encuentro sesionará en el Hotel Meliá Habana, con la presencia de especialistas de la propia oficina, del Ministerio de Educación, universidades, del Instituto de Refrigeración y Climatización, maestros y otros.
Tales cursos son impartidos en el país hace más de 25 años, durante los cuales se capacitaron a una cifra superior de cuatro mil 500 mecánicos y técnicos.
Nelson Espinosa Pena, Jefe de la Oficina Técnica del Ozono, explicó que la iniciativa de actualización implica adentrarse en una segunda etapa superior, “si tenemos presente que varios de los equipos de esos sistemas que entran a la nación contienen hidrocarburos y las mezclas, de bajo potencial de calentamiento atmosférico.
Con este fin, añadió, las16 aulas existentes modernizarán sus programas de estudio, lo que permitirá brindar un mejor servicio con más calidad y conocimiento de nuevos equipos y tecnologías.
La eliminación del consumo de 121, 33 toneladas de gases Hidroclorofluorocarburos (HCFC)-141b, de elevado potencial calórico global, constituyó uno de los resultados de relevancia en Cuba que confirmaron en 2021 su vocación ambientalista y la exclusión de sustancias agotadoras del ozono (SAO).
El hecho significó que dejó de emitir a la atmósfera en un quinquenio, cada año, más de 87 mil toneladas de dióxido de carbono, cuya concentración conduce al calentamiento del globo y es la principal causa de la acidificación del océano, debido a su disolución en el agua y formación de ácido carbónico.
Esto último forma parte del Plan Nacional, con vistas a la supresión el gas refrigerante R-141b, y de la producción de las espumas rígidas de poliuretano, elementos destructores de la capa de ozono, una especie de sombrilla que preserva al planeta contra las radiaciones nocivas del Sol.
Cuba es signataria del Convenio de Viena para la Protección de la Capa de Ozono (1985) y del Protocolo de Montreal (1987), relacionados con el control y paulatina eliminación de la producción y el consumo de productos químicos industriales, dañinos al medio ambiente.