Estados Unidos decidió excluir a Cuba, Venezuela y Nicaragua de la IX Cumbre de las Américas, prevista para los días 8 al 10 de junio próximo en la ciudad de Los Ángeles bajo el lema “Construyendo un futuro sustentable, resistente y equitativo”.
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Según el anuncio del Departamento de Estado norteamericano, el objetivo del evento sería promover el combate a la pandemia de COVID-19 y la recuperación “verde” de las economías, un manejo “integral” del fenómeno migratorio y la búsqueda de “un consenso hemisférico” respecto a los desafíos de la democracia como forma de gobierno en la región.
Siguiendo la narrativa de Washington, Cuba, Venezuela y Nicargua no tendrían entonces nada que opinar sobre salud, economía, migraciones y democracia, aun cuando son tópicos medulares para todos los países del hemisferio.
Quizás lo que realmente sucede es que a Washington no le interesa escuchar lo que esos tres países digan al respecto, sencillamente porque sabe que el discurso de los llamados “Gobiernos molestos” no seguirá el guion diseñado por la actual Administración estadounidense para la región.
El canciller Bruno Rodríguez Parrilla ya había denunciado la exclusión de La Habana por Washington de los preparativos del foro y la presión ejercida sobre Gobiernos vecinos que se oponen a esa postura.
El jefe de la diplomacia cubana aseguró que evitar la presencia de Cuba en esa reunión sería un grave retroceso histórico e iría en detrimento de los objetivos de concertación.
La intención de excluir a La Habana de la cumbre obedecería a una maniobra políticamente motivada, como parte del doble rasero vinculado a la situación interna y electoral de Estados Unidos.
En reciente entrevista con el diario norteamericano The Hill, el viceministro de Relaciones Exteriores Carlos Fernández de Cossío señaló que el Gobierno estadounidense, como anfitrión de la cita, se siente con el privilegio de invitar solamente a quien quiere y aún así llamar al evento Cumbre de las Américas.
Agregó que, en realidad, la Casa Blanca pretende hacer una cumbre de amigos que sean capaces de escuchar lo que dice EE.UU., aceptar la agenda estadounidense y replicar lo que dice EE.UU.
El vicecanciller cubano exhortó a Washington a no temer a dialogar, aun cuando el tema pueda parecer conflictivo o cuando otros puedan tener nociones o visiones diferentes a las suyas.
Pero, como decíamos antes, Washington sabe que lo que Cuba, Venezuela y Nicaragua tienen que decir no será de su agrado.
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Las cumbres de las Américas se celebran cada tres o cuatro años desde su edición fundacional en Miami, en 1994. Esta será la primera vez que EE.UU. la organiza desde entonces.
La IX Cumbre debió desarrollarse en 2021 y se pospuso, según los estadounidenses, debido a la pandemia (debates no consensuados sobre si se realizaría en formato presencial o virtual).
No obstante, puede que su retraso se debiera a asuntos de índole política, como la evidente crisis interna en el seno del ejecutivo estadounidense, relacionada con cuestiones electorales, y la celebración de las elecciones presidenciales en algunos países latinoamericanos.
De acuerdo con el investigador del Centro de Política Internacional y máster en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales Elio Emilio Perera Pena, el contexto en el que se desarrollará la cumbre es complejo.
“La pandemia continúa azotando al mundo, con efectos no solo sanitarios sino también socioeconómicos.
“EE.UU. ve amenazado su imperialismo unipolar mientras otros bloques de poder se han abierto paso, y de manera acelerada.
“Washington y sus socios europeos empujaron a la OTAN hacia las fronteras de Rusia, y ahora vemos cómo la guerra en Ucrania repercute...