Llegamos y los sorprendimos en plena faena: la zanja abierta, una tubería del acueducto de 160 mm esperando por ser colocada y aguas que pronto entrarán por su cauce. La brigada estaba casi en la puerta de una de las ciudadelas de Centro Habana, por lo que el trabajo de cambio de línea está por concluir y los vecinos finalmente tendrán la solución a un problema de larga data.
«Esta tubería que hoy están poniendo tiene una durabilidad de muchos más años que el barro y el hierro fundido», explica Víctor Janier Jara Jorge, presidente de la Empresa de Servicios para el Saneamiento y la Rehabilitación Integral (ServiVIP), la mipyme estatal de la Organización Superior de Dirección Empresarial (OSDE) Agua y Saneamiento, que lleva a cabo estas labores.
A su lado, Enrique Zúñiga González, delegado de la circunscripción 63 del Consejo Popular Dragones, reconoce los problemas que existen con las líneas en el territorio y alaba el buen hacer de ServiVIP: «Los compañeros son confiables, trabajan, llegan a su hora. A lo sumo estos cambios de línea han sido en tres días y medio, a veces cuatro, según la envergadura. La población está agradecida, muy contentos los electores con el trabajo que se está haciendo».
Sustituir toda la sanitaria desde el final de una ciudadela hasta el alcantarillado de la calle le lleva al equipo de ServiVIP aproximadamente una semana. Esta era una deuda pendiente con los moradores, pues Recursos Hidráulicos –explica Jara Jorge- solo atendía la infraestructura hidráulica hasta la calle.
«En el interior de la vivienda no eran responsables. La OSDE Agua y Saneamiento (nuestro socio) descubrió la falta que hacía hacer este trabajo en barrios en situación de vulnerabilidad y por eso se creó ServiVIP».
Solo en el municipio Centro Habana la empresa tiene contratados 100 cambios de línea, de los cuales se han ejecutado 50 en solo dos meses y medio. Con esto se han beneficiado más de 1 000 núcleos familiares y alrededor de 24 000 habitantes.
Trabajos de esta magnitud y de tan alto impacto en la comunidad se colegian con las autoridades territoriales y se integran al programa de rehabilitación de ciudadelas de la capital.
En este caso en particular, «los aprueban los delegados en la Asamblea Municipal del Poder Popular y –a partir de ahí, según los planteamientos de los habitantes– se van resolviendo los problemas».
Jara Jorge no olvida el enfoque social con que fue creada la empresa, por eso asegura: «Estos no son barrios en situación de vulnerabilidad, pero sí zonas vulnerables, a raíz de que ellos están dentro de las aguas albañales y cuando uno resuelve el cambio de línea se elimina (el problema) por completo».
El encargo dista mucho de ser sencillo, pues se está en contacto directo con aguas negras y demanda de esfuerzo físico, pero Ernesto Oliva Calá, uno de los empleados de más experiencia, no repara en esos detalles. Hasta ahora el trabajo que hemos realizado ha sido satisfactorio y los vecinos siempre han quedado satisfechos de lo que estamos haciendo, nos dice en un breve receso.
Como promedio en la urbe se hacían de cinco a diez cambios de línea anualmente. Este equipo tiene el compromiso de realizar de 150 a 200 en el año y espera finalizar lo pactado con Centro Habana en el mes de septiembre. Si logramos incrementar la brigada –afirma Jara Jorge– podremos lograr hacer un mayor número.
No les faltarán solicitudes. La Habana tiene más de 800 edificios con líneas caídas. En esos casos el agua en vez de salir para el alcantarillado retorna al edificio, con las consabidas afectaciones para los vecinos y el riesgo para su salud, por eso ServiVIP ya piensa en enfrascarse en la sustitución de estas redes, aunque de manera inmediata prevén comenzar cambios de línea en los municipios Playa y Cotorro.