Caracas, Venezuela. –A las ocho de la mañana, cuando el Astro Rey pudo remontar la geografía encumbrada, y descender hasta el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Diego Lenin Santana, enclavado en el fondo de las colinas que rodean a la parroquia 23 de enero, ya Manuel Marrero Cruz, Primer Ministro de Cuba, había llegado a esta periférica y pintoresca barriada del noroeste caraqueño, para encontrarse con 38 compatriotas suyos, profesionales de la salud que laboran aquí.
A su arribo, el premier cubano vio concurrida, como siempre a esa hora –dicen–, la instalación, que abre las 24 horas del día, tiene vinculados ocho consultorios comunitarios y dos puntos odontológicos, atiende una población de más de 10700 habitantes, y presta más de una decena de servicios, entre ellos los de rayo x, laboratorio clínico, cardiograma, electrosonograma, hospitalización y cuidados intermedios, intensivos y de emergencia.
Sobre la labor de los cubanos en la institución recibió detalles Marrero, durante su recorrido por el recinto. «Cada jornada atendemos como promedio unos 80 pacientes», explicó la doctora Mirelvis Licea García, al frente del colectivo. De Manzanillo es esta joven de 33 años; allá les esperan sus dos pequeñas, a las que desde hace 20 meses solo ve mediante videollamadas y fotos; la COVID-19 y el empeño solidario por Venezuela se lo impusieron.
«De corazón, en nombre de toda Cuba, de su pueblo y autoridades, agradezco la manera en que cuidan a la gente nuestra, las que, alejadas de sus familias, velan por la salud de ustedes», exteriorizó Manuel Marrero, con la mano en el hombro de la doctora Mirelvis, y la mirada en los integrantes de El Colectivo, estructura civil de la comunidad, que, de manera organizada, por iniciativa y voluntad propias protegen a los cubanos en esta demarcación. «Gracias de nuevo», reiteró el jefe de gobierno.
Las camas donde nuestros compatriotas descansan y duermen, las mesas donde comen, la dieta, los problemas, las inquietudes, las condiciones de vida y trabajo… ninguna pregunta ni espacio escapó a los ojos y oídos del visitante. Marrero Cruz los miró de cerca, los escuchó de primera mano, los sintió, y sugirió no escatimar esfuerzos que continúen aliviando la estancia de los internacionalistas.
Medio millar de sanciones económicas, medidas coercitivas, violencia y agresiones estadounidenses de todo tipo, le han impuesto una severidad cruel a la existencia del pueblo venezolano, que resiste, renace, y obra la recuperación.
De ese rigor pueden dar fe nuestros internacionalistas aquí; lo viven; lo sienten sin desmayar en la prestación de servicios; generadores de esa satisfacción de las que los beneficiarios dan ante un dignatario, que igual saludó a pacientes y dialogó con ellos.
Manuel Marrero Cruz apreció esa entrega; del encuentro salió impresionado, y al marcharse dejó una grata impresión; «¡exquisita es su sensibilidad!», dijo la doctora Maryuri Ballesti, formada por personal de nuestro país, y hoy a cargo de la vice coordinación de Asistencia Médica por el ente de Venezuela, en el CDI Diego Lenin Santana; «es hermoso ver a un dirigente así, tan sensible y cercano».