Pinar del Río.-Cuando los médicos le explicaron que la única solución para su rodilla derecha era operarse, William Saavedra se reunió con el cuerpo de dirección de Pinar del Río y le aseguró que, mientras pudiera mantenerse en pie, seguiría jugando.
Desde entonces, toma calmantes para aliviar el dolor y continuar aportando a la causa de su equipo.
Sin embargo, el esfuerzo que debe realizar es enorme. «La lesión en los meniscos no me deja correr. Hasta para caminar me cuesta mucho trabajo», dice.
En esas condiciones, fue elegido de manera unánime por la Comisión Nacional de Beisbol, la prensa especializada y el público, como el jugador más valioso de la última semana, tras promediar para 500 en 20 turnos al bate, con ocho carreras empujadas, seis anotadas y tres jonrones.
Poco antes había llegado a la cifra de 200 dobles en series nacionales y a 150 cuadrangulares.
A pesar de su lesión, en esta Serie 61 ha vuelto a comandar la ofensiva de Pinar del Río, donde es líder en average, jonrones e impulsadas.
Sabe que su equipo lo necesita para poder aspirar a la postemporada, por ello, en una lección admirable de amor a la camiseta, ha decidido posponer su operación hasta el final del torneo.
De su actuación en el campeonato, considera que es el fruto de una rigurosa preparación y de la maestría que se adquiere con los años.
«Entrenar mucho es lo que me ha dado resultados hasta ahora, y pensar siempre que las cosas se pueden hacer mejor».
Defendiendo la primera base o esperando su turno en el dogout, William Saavedra se distingue por su concentración y por el estudio permanente de los lanzadores rivales.
«Cuando uno sale al terreno tiene que estar enfocado en lo que va a hacer, observar al pitcher, porque te puede tocar la responsabilidad de decidir el partido y necesitas elementos para tratar de hacerlo bien».
Un montón de jits a la hora buena hablan de su ecuanimidad y su paciencia en home. Pero por más experiencia que se tenga, asegura que siempre hay nervios y presión.
«El que diga lo contrario está mintiendo. Uno siempre quiere cumplir con sus compañeros y con la afición, sobre todo cuando estás en tu estadio, así que todos sentimos un poco de tensión en algún momento».
Dentro del equipo de Pinar del Río es un líder natural que, tras el retiro de Donald Duarte, asume el rol de capitán.
«Con los muchachos hablo mucho, los apoyo, les doy consejos. Tenemos atletas jóvenes con calidad que pueden llegar a ser grandes jugadores si se lo proponen», explica, aunque sin duda, el mejor ejemplo de responsabilidad y compromiso es él mismo, y su voluntad de guerrero para no abandonar a su selección en medio del campeonato.
A solo cuatro partidos para que termine la etapa clasificatoria, el fornido capitán de los Vegueros comanda a los bateadores y, en cuestión de pocos días, pudiera culminar, por primera vez en su carrera, como el líder del torneo. Pero esto es algo en lo que prefiere no pensar y enfocarse en hacerlo lo mejor posible en cada partido.
Más que cualquier título personal, confiesa que le gustaría volver a ser campeón con Pinar del Río, una emoción inigualable que ya vivió en la Serie 50 y en la 53, y que quisiera repetir antes de su retiro.