Los trabajadores de la salud en Pinar del Río abrieron este domingo el desfile por el 1ro de mayo, luego de dos años sin realizarse debido a las medidas de aislamiento adoptadas para evitar contagios de la COVID-19.
En Cuba hay personas que brindan cada minuto de su actuar diario a luchar contra la muerte, seres anónimos que lejos de estar junto a los suyos en momentos señalados, restan horas al sueño para salvar vidas, es ahí cuando aún sin confiar en la existencia de un universo paralelo crees estar en manos de ángeles.
La vida nos hace compartir con ellos en su consulta, en un quirófano, en cualquier centro asistencial, son tan mortales como nosotros, tienen familias son madres, padres, hijos, hermanos, tíos, en fin, cuentan con amigos y son seres humanos de altos quilates.
Frente a la cruel pandemia que inició hace ya dos años, los vimos no como ángeles, fueron dioses y guerreros como los más fieros troyanos en un combate ciego pero letal. Los vi minuto a minuto con tan solo las armas que siempre los acompañan: esfigmo, esteto y sus conocimientos, pero fuertes y convencidos de ganarle a la muerte.
Los vi llorar por perder a pacientes, amigos, hasta algún familiar, pero siempre con una coraza dispuestos a morir en aquella guerra invisible, sufrieron la pérdida de colegas, esas bajas que tanto pesan en nuestros corazones. La COVID-19 hizo gala de cuanto veneno podía desprender en un mundo donde la ciencia se movilizó para enfrentar un virus.
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Los trabajadores de la salud son hombres y mujeres de blanco, como las almas puras, trasmitiendo paz y aliviando el dolor de quienes lo necesiten.
Los sentí también desesperados por ofrecer el oxígeno necesario a sus pacientes, ese que se limitó tanto por otra guerra tan fuerte como la pandemia, el bloqueo del imperio, aun así con sus batas que también fueron verdes como el símbolo de la esperanza, se mantuvieron cara a cara luchando frente el SARS-CoV-2.
Hoy los trabajadores de la salud están junto a los suyos formados en un gran bloque celebrando el día de los trabajadores, orgullosos de ser héroes de la salud en Cuba, héroes que muchas veces son anónimos, pero siempre dispuestos a enfrentar los molinos de viento aquí y en otras latitudes, porque para ellos lo más importante es salvar la vida.