La jornada de este primer domingo de mayo de 2022 tiene matices especiales. Los cubanos vuelven a adueñarse de las calles para celebrar la fiesta del proletariado.
A pesar de las carencias que la crisis mundial impone y del recrudecimiento de políticas imperiales, la gente de esta tierra se anima y anda. Durante dos años el vivir y el vencer pudieron ser una quimera para muchos pero no para quienes alimentaron con lealtad la fe en los suyos.
Con ese convencimiento se vencieron barreras y la vida triunfó ante la muerte. El combate fue fuerte y demandó de una entereza a prueba quizás de bala.
En medio del temor y el dolor, se crecieron los hombres y aquellos que todo lo dan sin pedir nada a cambio, hicieron posible el milagro de la luz.
Muchos son los héroes de esta historia. Muchos fueron y son los soldados del combate por la vida. El virus que la atenazó no pudo detener el avance, fortalecido con la fuerza del amor.
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La tierra lloró a los suyos. Tomó de la mano a los valientes y juntos prosiguieron la marcha.
En los laboratorios se libraba el combate necesario. Horas de arduo batallar no mermaron las fuerzas para alejar la muerte.
En los campos, los hierros penetraron la tierra para el sustento. Ideas novedosas nacieron en cada frente, porque cada frente tuvo el calificativo de imprescindible.
Cual colmena laboriosa, apostaron por la esperanza y es esa esperanza la que cubre de luz esta jornada dominical y proletaria.
Cuba vuelve a cubrirse de colores y esperanzas. Cuba vuelve a ver colmada sus calles donde la vida renace.