Apertura de la exposición fotográfica Alicia Jrapko Vive. Una vida de luchas por un cambio revolucionario en el mundo. Foto: Cubaperiodistas.
“Las medallas brillaban más en su pecho; ella las honraba más de lo que las medallas la honraban a ella”, dijo de Alicia Jrapko el presidente de Honor de la Upec, Tubal Páez, quien una vez le impusiera, a nombre de los periodistas cubanos, la Distinción Félix Elmusa a esta hermana argentina que hoy viernes 29 de abril, en la Casa de la Prensa, una multitud de amigos acaba de ¿despedir?
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Semejante asistencia a la apertura de la exposición fotográfica Alicia Jrapko Vive. Una vida de luchas por un cambio revolucionario en el mundo y a la charla de homenaje que siguió después excusa a Cubaperiodistas de la cita prolija de las figuras presentes: por sobre la considerable cifra de amigos respetables, la figura era ella.
Baste decir que en el salón grande de la Upec –esta vez en franco dilema de espacio– estuvieron desde niños actores hasta un miembro del Consejo de Estado, altos jefes diplomáticos y amigos, hermanos… En todo caso, la culpa de este dilema de arquitectura y prominencia periodística no es de nadie más que de Alicia Jrapko, por ser –después de su muerte el 11 de enero pasado– intacto manantial de ojos azules de la más limpia concordia.
Gerardo Hernández Nordelo –Héroe de la República de Cuba como sus cuatro hermanos René, Antonio, Fernando y Ramón, también presentes–, lo explicó de frente a la mirada vidriada del auditorio: “Solo alguien con su capacidad de amar puede reunir a personas con tanta historia. Será siempre un símbolo”.
¿Cómo...