El 26 de abril la activista se dirigió al aeropuerto de Fort Lauderdale en el sur de la Florida, desde donde vuela, a preguntar directamente a JetBlue si tenían alguna indicación de las autoridades cubanas sobre una posible inadmisibilidad en la Isla.
Por su parte la aerolínea estadounidense dijo que nunca ha recibido este tipo de notificación, que supuestamente envía Migración de Cuba 24 horas antes.
JetBlue añadió que a pesar de que la excepción de prórroga se mantiene para entrar en Cuba, las autoridades del país envían un listado de pasajeros al hacer el check-in unas tres o cuatro horas antes del vuelo, para aprobación del Ministerio del interior (Minint), que a veces no responde a tiempo y hay pasajeros que pierden el vuelo.
“Hasta hoy sigo sin recibir respuesta alguna de la @EmbaCubaEEUU sobre qué trámites debo realizar, o si soy admisible en Cuba. ¿Para qué queremos embajada en Estados Unidos si no responde a sus ciudadanos? ¿Para el negocio de las prórrogas?”, concluyó García Bacallao.
Anteriormente la activista cubana, quien estudiaba en España, intentó regresar a la Isla en 2020. En esa ocasión el Consulado de Cuba en Barcelona le comunicó que no estaba autorizada por el
Minint para regresar, alegando la pandemia de COVID-19.
Meses después las autoridades permiten su regreso, pero tenía que pagar un monto en dólares por cada mes por encima de los dos años fuera del país. La activista lideró una petición en la plataforma change.org, que alcanzó más de 10,000 firmas en tres días y el requisito de prórrogas quedó suspendido hasta la actualidad.
García Bacallao denuncia constantemente las violaciones de derechos humanos que comete el régimen de La Habana y exige la liberación de los presos políticos. Es un rostro conocido en las protestas antigubernamentales fuera de la Isla.
También forma parte del grupo Justicia11, que documenta la situación de los presos políticos tras el estallido social del 11 de julio de 2021.