El presidente de Francia, Emmanuel Macron, visitó ayer la catedral de Notre Dame, en París, para comprobar la evolución de los trabajos de reparación del inmueble, destruido parcialmente por un incendio hace tres años.
Ataviado con ropa de trabajo y un casco de protección blanco, Macron recorrió el interior del templo, lleno de andamios, y conversó con los obreros y especialistas encargados de las reparaciones.
Con más de 800 años y símbolo de la arquitectura gótica francesa, Notre Dame sufrió graves daños a consecuencia de un incendio casi devastador.
Aquella tarde del 15 de abril de 2019 dejó impactantes imágenes de las llamas devorando parte de la cubierta del templo y la caída de la aguja, construida en 1859 en sustitución de otra previa, levantada a mediados del siglo XII.
Días después del incendio, el presidente Macron anunció su compromiso de reconstruir Notre Dame en un plazo de cinco años. Pero es probable que esto no se cumpla debido a la interrupción de las labores de reparación por la pandemia del nuevo coronavirus.
«Si la restauración de la catedral de Notre Dame nos importa a todos, se debe a que se trata de un símbolo de la resiliencia de nuestro pueblo, de su capacidad para superar las dificultades», subrayó el presidente francés en el primer aniversario del incendio.