Investigaciones realizadas en nuestro país han corroborado que la influencia de determinadas condiciones del estado del tiempo constituye un factor potencialmente relevante para el aumento de la morbilidad y mortalidad diarias, asociadas a enfermedades de alta incidencia en la población cubana, como las cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorias y neurológicas.
Pionero de esos estudios en Cuba, el doctor en Ciencias Geográficas Luis Lecha Estela, investigador titular del Instituto de Meteorología, trabaja desde hace más de dos décadas en la confección de los denominados pronósticos biometeorológicos, cuya esencia consiste en identificar y avisar con suficiente antelación la ocurrencia de situaciones meteorológicas específicas capaces de producir, directa o indirectamente, alteraciones fisiológicas o problemas de salud masivos y diversos, denominados meteoropatías, entre los grupos más vulnerables de una población.
Según indicó el también Miembro Honorario de la Sociedad Internacional de Biometeorología, las primeras experiencias estuvieron centradas en prevenir los efectos de los golpes de calor sobre la producción avícola nacional, de modo particular en la crianza de pollos de ceba.
Más tarde se extendieron a la salud humana, teniendo como polígonos de prueba los municipios villaclareños de Sagua la Grande, Santa Clara y Ranchuelo, y el de Playa, en La Habana, precisó.
Consultado por Granma, el doctor Luis Lecha resaltó que, hasta el presente, el asma es la enfermedad sobre la que se muestran los mejores resultados, al lograrse el 94 % de acierto en las predicciones referidas al aumento del número de personas atendidas en los cuerpos de guardia en los días previstos, seguidos por la hipertensión arterial, con el 87 % de efectividad.
En cuanto a los factores desencadenantes de esos picos de afluencia masiva a las unidades de salud, mencionó en primer lugar los cambios notables de la densidad parcial del oxígeno en el aire, por exceso o defecto, asociados en su mayoría a la influencia de bajas extratropicales y centros anticiclónicos intensos, la entrada de frentes fríos y el posterior avance de masas de aire frío de origen continental sobre el país.
Las salidas del modelo PronBiomet que, desarrollado por especialistas cubanos, sustenta la confección de los pronósticos biometeorológicos, avisan, hasta con 120 horas de anticipación, la presencia de variaciones del tiempo que pueden afectar la salud de las personas, acotó Lecha Estela.
Recalcó que las etapas de tránsito estacional del invierno al verano, y viceversa, son las que presentan más complejidad desde el punto de vista del aumento de la morbilidad de varias enfermedades crónicas y transmisibles en Cuba.
Más allá de su aplicación más conocida, los pronósticos biometeorológicos pueden utilizarse con idénticos propósitos en la agricultura y en la sanidad vegetal, sobre todo para el control de plagas y enfermedades.
¿APLICABLES FRENTE A LA COVID-19?
Integrante del Grupo provincial de enfrentamiento a la COVID-19 en Villa Clara, el doctor Luis Lecha esbozó que el uso combinado de modelos matemáticos y epidemiológicos, junto a los pronósticos biometeorológicos, resultó muy efectivo para la toma de decisiones anticipadas en el combate a la pandemia, no solo en la central provincia, sino también en el municipio especial Isla de la Juventud.
«Aunque está pendiente el análisis definitivo sobre si existe o no una relación directa entre el estado del tiempo y la propagación de la COVID-19, fue posible apreciar un aumento de la incidencia diaria de los casos ante la presencia de frentes fríos y eventos de contaminación atmosférica».
De igual modo, subrayó, el tratamiento y manejo de los pacientes vulnerables en estadios graves y críticos pudo efectuarse, con mayor efectividad, atendiendo al pronóstico de las variaciones, a corto plazo, del contenido de oxígeno en el aire.
Hasta el momento, las predicciones biometeorológicas se han ofrecido de manera particular a instituciones del sistema nacional de Salud, a través de contratos suscritos entre el Centro de Estudios Ambientales de Villa Clara y el Centro Provincial de Higiene y Epidemiología de la propia provincia, así como a entidades del sector de España, México y Brasil, mediante proyectos de colaboración internacional.
El profesor Lecha Estela puntualizó que, en la actualidad, está en fase de ejecución final el proyecto Evaluación del riesgo meteotrópico extremo, asociado a los procesos sinópticos que influyen sobre Cuba, asumido por especialistas del Centro Meteorológico de la Isla de la Juventud, con el respaldo del Centro Meteorológico Provincial de Villa Clara, y de unidades de salud de ambos territorios.
Precisó que los cambios de tiempo por sí solos no causan enfermedades, pero representan un factor de riesgo para la aparición de brotes masivos de diferentes dolencias en personas con comorbilidades previas.
Igualmente, pueden favorecer el agravamiento de padecimientos crónicos, en dependencia de la capacidad individual de la persona para adaptarse a esas variaciones bruscas en las condiciones del tiempo.
«Si bien contamos con la capacidad tecnológica para oficializar de una vez la prestación de este servicio, y ponerlo a disposición de todo el país, su recepción y asimilación por parte de los servicios médicos asistenciales y la vigilancia sanitaria demandan una integración efectiva entre todos los actores involucrados, a fin de propiciar su gradual inserción en el sistema nacional de salud».
Recalcó el profesor Lecha Estela que Cuba atesora una larga y exitosa experiencia en el enfrentamiento y manejo de desastres de origen hidrometeorológico, pero el impacto de los efectos meteotrópicos en la salud humana no está incluido entre los peligros potenciales para tener en consideración, situación nueva que debe ser analizada en el contexto de la prevención y mitigación de los efectos ya visibles del cambio climático en nuestro país.