Cuba celebra, junto al pueblo venezolano, aquel memorable y heroico suceso popular que hace 20 años devolvió al Comandante Chávez a la Presidencia, destacó el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su cuenta en Twitter. Agregó, además, que aquel golpe de Estado pretendió sumir a Venezuela en un pasado oprobioso.
La asonada contra Chávez ya estaba decidida la noche del 8 de abril de 2002, cuando en la recepción de agregados militares, en el hotel Meliá Caracas, el general venezolano Roberto González Cárdenas, perspicaz y en silencio, recibía la tarjeta de David H. Cazares, oficial de la Marina estadounidense.
«Cuando EE. UU. advirtió en Hugo Chávez al líder político indomable que impulsaba un proyecto de cambios en el continente, decidió que la Revolución Bolivariana había que abortarla», expresó el exdiplomático y escritor Germán Sánchez Otero, embajador de Cuba en ese país, al momento de los hechos, el 11 de abril, quien opinó que «fue un golpe diseñado por expertos norteamericanos».
En su libro Abril sin censura, desentraña los móviles del golpe. Según ese texto, el 6 de abril de 2002, un informe top secret de la cia alertaba que facciones militares disidentes, entre ellas oficiales descontentos, y radicales de menor rango, intensificaban «esfuerzos para un golpe contra el Presidente Chávez, tan pronto como este mes».
Hoy el adversario planea actos abominables, como el del 11 de abril de 2002, y repite la ridiculez del gringo David Cazares, que a un general fiel a Chávez lo confundió con uno golpista, y se le confesó. También permanece el mensaje que un día Chávez le encomendó a Sánchez Otero: «Dile a Fidel que no se preocupe; si hay golpe de Estado, el pueblo y las Fuerzas Armadas van a derrotarlo».