En el segundo reportaje dedicado a la obra más conocida del escritor cubano Cirilo Villaverde, «Cecilia Valdés o la Loma del Ángel» —célebre obra de la literatura cubana que llega a su 140 aniversario— mostramos la mayoría de los lugares mencionados en la novela, sitios que todavía siguen en pie dotando a La Habana de su característico aire, como salido de siglos pasados.
Cecilia Valdés es considerada una de las novelas más representativas de la cubanía. La 30 edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana, a celebrarse del 20 al 30 de abril, rendirá homenaje al aniversario 140 de una de las obras más célebres de la literatura cubana, Cecilia Valdés o La Loma del Ángel. Desde Granma nos sumamos a la celebración de esta fecha con una serie de reportajes que ilustran la ciudad que inspiró esta historia.
Acompañamos cada imagen, con fragmentos de la novela que transcurren en estos lugares.
Barrio del Ángel
«Solía verse por las calles del barrio del Ángel una muchacha de unos once a doce años de edad, quien, ya por su hábito andariego, ya por otras circunstancias de que hablaremos enseguida, llamaba la atención general», así se describe el paso de Cecilia por esta parte de la ciudad, donde se desarrollan los eventos más importantes de la novela. El barrio fue llamado así por la Iglesia del Santo Ángel.
Plazuela del Cristo
«(…) que sus gracias nacientes y el descuido y libertad con que vivía, alimentaban esperanzas de bastardo linaje en mancebos corazones, que latían al verla atravesar la plazuela del Cristo».
La plaza toma su nombre de la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje, construida allí en 1640. Desde 1975 tiene un monumento dedicado al poeta cubano Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido).
Iglesia y Convento de Santa Clara
«Yo te espero en el paredón de Santa Clara, esquina a la calle de La Habana».
Es el convento más grande y antiguo de toda la ciudad, construido entre 1638 y 1643. Dejó de funcionar para fines religiosos en 1920, y durante algún tiempo albergó el Ministerio de Obras Públicas. Actualmente forma parte del equipo de restauración de Oficina del Historiador de la Ciudad.
Iglesia del Espíritu Santo
«Las siete acaban de dar en el reloj del Espíritu Santo, respondió Diego. Nos marchábamos sin ti, creyendo que se te habían pegado las sábanas».
Según los registros se construyó el 1638, lo cual la convierte en la iglesia más antigua de La Habana. El obispo Jerónimo Valdés mandó a construirla como se conoce hoy a partir de una ermita, pequeña y pobre, que negros libres habían edificado en dicho año.
La Loma del Ángel
«¿No les parece a ustedes que hay tiempo de dar una vueltecita por la Loma del Ángel?».
Elevación donde se alza la Iglesia del Santo Ángel, cercana a la muralla. Frente a la iglesia se emplazó en 1946 un busto dedicado a Cirilo Villaverde y en 2014 se sumó al conjunto una estatua de cuerpo completo de Cecila Valdés.
Iglesia de La Merced
«En la calle de la Merced, cerca del convento de este nombre, como quien va para la alameda de Paula, sobre la mano derecha, hay una casa de azotea, la única de la cuadra».
Villaverde se refiere a una versión mucho más pequeña y humilde de esta iglesia, pues la fachada y hermosos interiores que se ven hoy datan de 1867, varias décadas después de la fecha en que se ubica la novela.
Barrio de San Francisco
«Mientras él galanteaba a la mulata allá por el barrio del Ángel, un capitán del ejército español, a la clara luz de una mañana de octubre, le galanteaba la hermana acá por el barrio de San Francisco».
El barrio de San Francisco consistía en las calles cercanas al Convento y Basílica de San Francisco de Asís y la plaza en la que está situada.
8 Luz y San Ignacio
—¡Bruto! ¿Que no lo sabes? Calle de San Ignacio esquina a Luz. Arrea. (cursiva)
Villaverde ubica en esta dirección la residencia de la familia Gamboa.
Plaza Vieja
«Tiró el estudiante en dirección de la Plaza Vieja por la calle de San Ignacio».
En sus orígenes, por el año 1559, se la llamó Plaza Nueva. Funcionó como mercado durante varios siglos y hoy se encuentra rodeada de sitios de alto valor cultural como la Cámara Oscura o la Fototeca.
Plaza de la Catedral
Siguiendo la calle de San Ignacio nuestros estudiantes, a poco andar desembocaron en la Plazuela de la Catedral. (cursiva)
Fue la última de las cuatro plazas principales de La Habana intramuros en formarse. El terreno era cenagoso, pero para principios del siglo XVII las tierras ya se estaban secando y se comenzaron a construir casas alrededor de la «Plazuela de la ciénaga».
Casa de Gobierno
«(…) edificio conocido por la Casa de Gobierno, donde funcionaba asimismo el Ayuntamiento con todas sus dependencias, donde residía el Capitán General con las suyas, y existían las escribanías públicas».
Hoy conocido como Palacio de los Capitanes Generales. Desde este edificio fue gobernada Cuba desde su terminación en 1792 hasta 1920. Desde 1967 es el Museo de la Ciudad y alberga colecciones que ilustran la historia de Cuba y la identidad nacional.
Seminario de San Carlos
«En aquel mismo punto se abrieron las ponderosas hojas de cedro de la puerta del Seminario, más conocido entonces bajo el nombre de Colegio de San Carlos».
El edificio tiene su origen en el modesto colegio de San Ambrosio, que estableció en 1689 el obispo de La Habana, Diego Evelio de Compostela, en una casa en la calle de Compostela, llamada así en su honor. La antigua sede del Seminario Conciliar de San Carlos y San Ambrosio, comenzó a construirse en el año 1700 por miembros de la Compañía de Jesús, y fue terminado en 1767. Importantes figuras de la historia de Cuba estudiaron y enseñaron en sus aulas.
Universidad de La Habana
«Ahí se enseñaba filosofía; ahí enseñó por la primera vez esta ciencia a la juventud cubana el ilustre padre Félix Varela, quien para ello redactó un texto, apartándose enteramente del aristotélico, único seguido en Cuba hasta entonces, desde la fundación de la Universidad de La Habana, en 1714, en el Convento de Santo Domingo».
Villaverde comete un error en este texto, pues la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana fue fundada en 1728. La primera sede de esta institución fue el sitio donde hoy se encuentra el Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, edificado en el siglo XVI para albergar el Convento de San Juan de Letrán.
La Cabaña y El Morro
«Tenía la entrada por un extremo, con cuatro ventanas anchas abiertas al corredor, y otras tantas al puerto de La Habana, que daban luz y aire, dejando ver los baluartes de la ciudadela de la Cabaña y parte de los del Morro».
La dos construcciones militares más importante del país. El Castillo de los Tres Reyes del Morro se construyó en los inicios del siglo XVII, al unísono del Castillo de San Salvador de la Punta, para defender desde ambos extremos la entrada de la bahía. La Fortaleza de San Carlos de la Cabaña se unió al sistema de fortificaciones en 1774, después de que el Morro no fuese suficiente para detener la toma de La Habana por los ingleses en 1762; convirtiéndose en la edificación militar más grande construida por España en América.
Plaza de Armas
«Las dos de la tarde serían cuando entraban ellos por el ancho y elevadísimo pórtico de ese edificio que, según se sabe, ocupa todo el frente de la Plaza de Armas».
Es la plaza más antigua de la ciudad, donde se fundara La Habana con la celebración del primer cabildo en 1519. Actualmente la rodean edificios emblemáticos, como el Castillo de la Fuerza, el Templete y el Palacio de los Capitanes Generales.
Paseo de Extramuros
«Casi todos éstos habían ordenado piezas de ropa para sí o para sus amos en la sastrería del maestro Uribe, y, ya de paso para el Paseo de extramuros en sus carruajes, ya ex profeso, entraban en ella y se detenían el tiempo necesario para esa averiguación».
Lo que hoy conocemos como Paseo del Prado, comenzó siendo una rústica vía que recorría el borde de la muralla habanera desde la Puerta de la Punta hasta el Campo de Marte, actual Parque de la Fraternidad. Desde 1772 comenzó a tener protagonismo en la vida de la ciudad, por lo que fue objeto de ampliaciones, mejoras y remodelaciones hasta adquirir la figura que vemos hoy en 1929. Ha tenido varios nombre: Paseo del Prado, Alameda de Extramuros, Alameda de Isabel II, Paseo del Nuevo Prado, Paseo del Conde de Casa Moré y Paseo de Martí, que es su nombre oficial.
Real Casa Cuna
«Es preciso que la chica lleve un nombre, nombre de que no tenga que avergonzarse mañana, ni otro día, el de Valdés, con que quizás haga un buen casamiento. Para ello no había más remedio sino pasar por la Real Casa Cuna».
El edificio al que se refiere el autor está ubicado en la intersección de las calles Oficio y Muralla. Era una casa para niños abandonados dirigida por el obispo Jerónimos Valdés, cuyo apellido portaban los infantes allí criados.
Fuente de los leones
«(… ) se extendía hasta la de los Leones u otro cualquier punto intermedio, donde el sargento del piquete calculaba que debía plantar uno de sus dragones, a fin de mantener el orden y de que se guardase la debida distancia entre carruaje y carruaje».
Su construcción, junto a la Fuente de la India, se debió a la iniciativa del Conde de Villanueva. Fue hecha en Italia por el afamado escultor italiano Giuseppe Gaggini, basándose en los diseños preparados en La Habana por el coronel don Manuel Pastor con las modificaciones que le introdujo el arquitecto italiano Tagliafichi.
Fuente de la India
«Mucho después, al extremo meridional del Prado, donde estuvo originalmente la estatua en mármol de Carlos III, que don Miguel Tacón trasladó en 1835 a su paseo Militar, hizo construir a su costa en 1837 el Conde de Villanueva la bella fuente de la India o de La Habana».
Representa a una mujer indígena, adornada con una corona de plumas de águila, sentada en su trono, rodeada por cuatro delfines cuyas bocas expulsan agua sobre unas enormes conchas que forman la base. Con sus manos sostiene un escudo con el símbolo de la ciudad, y una cesta repleta de fruta en forma de cuerno.
El templete
«Allí las hermanas Chacón, que merecieron por su hermosura figurar en el gran lienzo pintado por Vermay para perpetuar la memoria de la misa que se celebró en la inauguración del Templete de la Plaza de Armas».
Erigido en 1827 para conmemorar la primera misa de la Villa de San Cristóbal de La Habana, en el lugar donde se presume estuvo la ceiba bajo la cual aconteció. En 1754, en memoria de aquella primera misa, el gobernador de la Isla, Francisco Cagigal hizo levantar una columna conmemorativa, la cual hoy se encuentra dentro del terreno del Templete, al igual que una ceiba plantada en el aniversario 500 de la ciudad, que representa aquel primer árbol que vio nacer la capital cubana.
