La cubana Yanaisy Curbelo, madre del adolescente preso político Brandon David Becerra, denunció que en la prisión de menores “Jóvenes de Occidente” sirven la comida a los reclusos en una tapa de desodorante.
En un video difundido en redes sociales por el activista Daniel Triana, la madre explicó que a los menores condenados por manifestarse el 11J, las autoridades les sirven una ración de arroz del tamaño de una tapa de desodorante, vianda y la mitad de un huevo hervido.
“Madrina, ¿tú sabes cómo nos sirven la comida aquí? Con una tapa de desodorante, la mitad de un huevo hervido y un pedazo de vianda. No entiendo por qué. A la prisión mala, bueno o regular, llega comida”, señaló Curbelo.
La cubana recordó que se trata de adolescentes que están en un proceso de desarrollo y necesitan alimentarse.
Asimismo contó que en la escuela militar conocida como Los Camilitos, perteneciente al Ministerio del Interior (Minint), dan seis comidas incluidas meriendas.
“Esos niños sí tienen derecho a fortalecerse. Como madre que soy tengo un dolor inmensamente grande en mi corazón, que no puedo cocinar ni comer; tengo que cocinar obligado porque tengo que darle comida a mi otro hijo”, añadió.
También envió un mensaje a los agentes de la Seguridad del Estado que la acosan desde hace meses por exigir la libertad de su hijo: “No vengan a molestarme, no vengan a citarme. Vayan a las prisiones y hagan visitas para ver si es normal que sirvan la comida en una tapa de desodorante”.
Brandon David Becerra, quien tenía 17 años al momento de su arresto, fue condenado recientemente a 13 años de cárcel por el supuesto delito de sedición.
El adolescente cubano pertenece al grupo de manifestantes que protestó en la Esquina de Toyo, en el municipio capitalino Diez de Octubre. El 17 de marzo anterior se hicieron oficiales las condenas para ese grupo de presos y los del barrio la Güinera. Algunas penas alcanzaron los 30 años de cárcel.
El Tribunal Provincial Popular de La Habana justificó su rigor con los manifestantes basándose en la acusación de “cometer y provocar graves disturbios y hechos vandálicos, con el propósito de desestabilizar el orden público, la seguridad colectiva y la tranquilidad ciudadana”.
“Desde esta oscuridad en que ellos piensan que yo estoy, tengo mucha claridad. ¿Sabe por qué? Porque soy libre”, le escribió Becerra Curbelo a su padrino en marzo pasado desde la cárcel.