Ante un periodo seco que depaupera a límites extremos los embalses y ahuyenta las precipitaciones, el gobierno cubano incrementa las acciones dirigidas a mitigar sus efectos negativos, que hoy ponen en tensión la vida cotidiana de cerca de un millón de personas, según reporta la agencia Prensa Latina.
Fuentes del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) informaron que, en febrero, las presas cubanas se encontraban al 55 % de su capacidad de llenado con un déficit de alrededor de 800 millones de metros cúbicos de agua respecto a la media para esta etapa del año.
A ello se suma que en los últimos 12 meses precipitaron 1 174,3 milímetros de agua, el 88 % del valor histórico, de acuerdo con detalles ofrecidos por la vice primera ministra Inés María Chapman en reciente encuentro con los presidentes de las Asambleas Municipales del Poder Popular.
Tal situación, con mayor impacto en las provincias de Holguín, Las Tunas, Guantánamo, Santiago de Cuba, Sancti Spiritus, Camagüey y La Habana, se traduce en el incremento de los ciclos de entrega de agua a la población y el aumento de la cantidad de personas que la reciben a través de camiones cisternas.
Si se tiene en cuenta que los pronósticos indican que en abril, y posiblemente en mayo, lloverá también por debajo de la media, está clara la necesidad de intensificar la puesta en práctica de medidas encaminadas a lograr un uso mucho más racional y eficiente del agua por todos los actores de la sociedad.
Al respecto, la Vice primera ministra refirió que el plan de enfrentamiento y mitigación de los efectos de la sequía prevé este año la ejecución de 206 obras hidráulicas, entre inversiones y mantenimientos, las cuales deben beneficiar a 635 986 habitantes de las 15 provincias del país.
Para atenuar tan compleja situación se llevan a cabo acciones en conductoras y redes, interconexiones de sistemas, incremento de estaciones de bombeo, perforaciones de pozos y aplicación de tecnologías alternativas, con el propósito de incorporar un mayor volumen de agua en las demarcaciones más perjudicadas.
Inés María Chapman indicó, sin embargo, que esas labores deben ir a la par de un adecuado funcionamiento, en cada territorio, de los grupos temporales de trabajo para el enfrentamiento de la sequía, los cuales están llamados a controlar y a exigir con mayor rigor el desempeño, sobre todo, de los grandes consumidores de agua tanto en el sector estatal como residencial.