“Es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados”, dijo Mark Twain. A ese aforismo parecen apostar los que inventan o “compran” bulos sin una mínima verificación.
Es lo que pasó a los que dicen que vieron a Ana Álvarez Guerrero, una de las conductoras de Con Filo, saliendo de Punta Cana, rumbo a Miami, mientras la joven periodista de Cubadebate y Con Filo, pasaba un fin de semana común y corriente en La Habana.
Quien andaba por Punta Cana, presumiendo de la buena vida que se da a cuenta de mentiras, manipulación y difamaciones que denigren a Cuba y a los cubanos, era Alex Otaola.
De un nuevo canal del Guerrero Cubano, que ya está de regreso en las redes, Chapeando tomó sonidos que reproduce en su emisión de este martes, con la autocelebración del acosador de artistas y ahora parece que también de periodistas.
Entonces, hoy chapeamos sin tregua, como toca. Empezando por el escandalito del fin de semana. Según Reinier Duardo, la mentira que es acoso contra Ana Álvarez, forma parte de la campaña sobre la que cabalgan ahora los macartistas de los medios tóxicos.
A raíz de la salida de Cuba de Yunior Smith, se empieza a construir la matriz de que los periodistas cubanos se están yendo en masa del país.
Emigran periodistas como emigran personas de otras profesiones. Ni más ni menos. O muchos menos que más. Y si suena un caso como ése, no se trata sólo de la visibilidad de su trabajo. Se trata del peaje político que tiene que estar dispuesto a pagar para entrar a Estados Unidos por la puerta de atrás (ilegal). Preguntémonos por qué si está casado con una norteamericana, no salió por las vías legales. Entonces entenderemos también por qué cambia de lenguaje y empieza a decir lo contrario de lo que decía hasta un día antes de partir. Como dice el babalao, lo que se sabe no se pregunta: si no habla de un “infierno”, no entra en el “paraíso”.
En cuanto a Anita y su acosador, el ladrón cree que todos son de su condición y aquel que goza en Punta Cana con los dineros que le pagan por hablar contra su país de origen, apenas ve en la fila de abordar un rostro que se le parece, lanza al aire la mentira, que quizás él mismo se creyó, en su paranoia anticubana.
Pero como decía Martí, por cada hombre sin decoro hay otros que llevan en sí el decoro de muchos hombres. Y un montón de mujeres.
Ana Álvarez Guerrero, no sólo está en La Habana. Estaba ayer en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas, participando en el Coloquio por los 130 años de Patria, un sitio y un evento demasiado altos para la bajeza del personaje que dijo haberla visto donde no estaba.
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Sabemos de buena tinta que se dará mucho cuero esta noche en la emisión de Con Filo, antes de la novela. Los presentadores del programa tienen tela por donde cortar con tremendo filo.
En lo que llega ese momento, recomendamos seguir de cerca los debates del Coloquio Patria y olvidar un rato a los tóxicos. No dejemos que nos saquen del curso estratégico de nuestra propia comunicación. No aceptemos escaramuzas inútiles, como recomendaba Martí en el primer número de Patria. Hay demasiadas cosas en riesgo.
Por eso compartimos en el programa los criterios del joven Gustavo Borges, líder de Misión Verdad de Venezuela, tal como lo expresó en la Mesa Redonda del lunes, refiriéndose a lo que hicieron contra su país en los últimos años y hacen ahora contra los habitantes de Rusia.
El joven influencer venezolano, no sólo juzga el crimen. También propone qué hacer y hace, con admirable valentía, enfrentando la difamación, la calumnia, la mentira, esa esa construcción de una realidad falsa que busca arrancarnos la autoestima y hasta la identidad como pueblos. Con Borges y otros participantes en el Coloquio Patria, seguiremos Chapeando.
