Un levantamiento reciente del Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo arrojó 80 buenas prácticas en la transformación y de reanimación de barrios.
En los últimos meses se ha trabajado intensamente en la transformación de comunidades en situación de vulnerabilidad, experiencia que comenzó por la capital del país y poco a poco se ha extendido a otras provincias como reflejo de la voluntad del Estado de poner al hombre en el centro de todos los procesos y trabajar en función de un desarrollo sostenible.
Acompaña a todo este movimiento transformador la implementación de la Nueva Agenda Urbana en Cuba, política que se aprobó en diciembre de 2019 como Plan de Estado de Acción Nacional y que –comenta la doctora Ibis Menéndez– Cuesta González, subdirectora general de Planeamiento del Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo– constituye uno de los pilares de la política urbana nacional.
Más allá de las experiencias positivas en los barrios en situación de vulnerabilidad, están identificadas alrededor de 200 buenas prácticas en el país, que van desde la producción local de materiales de la construcción y la producción local de alimentos hasta la recuperación de hogares de ancianos y de servicios para adultos mayores y niños.
La doctora Menéndez–Cuesta subraya la rehabilitación de espacios públicos y áreas verdes: «A veces consideramos que pueden ser insignificantes, porque son espacios muy pequeños, pero juegan un papel primordial, pues en ellos es donde se produce el intercambio social. El espacio público es precisamente el que hace ciudad».
Como cualquier elemento de la vida social y económica del país, la implementación de la Nueva Agenda Urbana también sufre los efectos del bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de Estados Unidos contra Cuba, aspecto que desde el punto de vista de la implementación afecta el desarrollo de infraestructura e impacta en un tema de alta sensibilidad como la vivienda.
De acuerdo con los datos publicados en el artículo Cuba, Constitución y vivienda adecuada, publicado en diciembre de 2019 en la revista Planificación Física Cuba, durante los años de Revolución se han construido 2 568 267 viviendas.
De acuerdo con el Censo de Población y Viviendas de 2012, el fondo habitacional es de 3 824 861 viviendas, el 51% con techo de hormigón y el 49% con cubiertas ligeras.
Sobre este particular y en medio del complejo escenario, que atraviesa el país «la política es no extendernos fuera de los límites actuales de las ciudades, sino aprovechar los espacios que tenemos vacíos: azoteas, instalaciones en desuso… por supuesto, en dependencia del uso que definen los instrumentos de ordenamiento urbano, que corresponde –por la vocación del suelo– a cada espacio de la ciudad».
A pesar del bloqueo económico, hemos ido aprobando normas dirigidas a organizar los procesos, precisa la funcionaria y concluye que está en elaboración una nueva norma jurídica:
«Ya sale indicada desde la Ley de Ordenamiento Territorial y la Gestión del Suelo, es una disposición final que indica la elaboración de mecanismos e incentivos económicos para la recuperación del valor del suelo. Es decir, aprovechar ese recurso, que tienen las ciudades y las urbanizaciones, para poderlo poner en beneficio del interés general».