MIAMI, Estados Unidos.- Cientos de civiles ucranianos comenzaron a ser evacuados este martes en la ciudad de Sumy, cerca de la frontera con Rusia y a unos 350 km al noreste de Kiev, la capital, luego de que bombardeos aéreos dejaran este lunes en la noche 21 personas muertas, dos de ellos niños, según informó la fiscalía regional.
El intento por instaurar corredores humanitarios pretende poner a salvo a los civiles que han quedado varados entre las bombas del ejército ruso desde el pasado 24 de febrero, día en el que el Kremlin inició la invasión a Ucrania.
En Mariúpol, otra de las ciudades más asediadas por el conflicto, se estimaba que 200 000 personas -casi la mitad de los 430 000 habitantes- intentaban huir.
Mientras tanto, de acuerdo a varios informes de Bloomberg, Associated Press y el New York Times, que citan fuentes gubernamentales, Estados Unidos prohibirá este martes las importaciones de petróleo ruso luego de haber discutido el tema con la Unión Europea.
Según un anuncio de la Casa Blanca, Joe Biden hablará a las 15H45 GMT para “anunciar acciones para continuar sancionando a Rusia por su guerra no provocada e injustificada contra Ucrania”.
Asimismo, Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, advirtió que el conflicto de Ucrania podría “salirse de control” y dijo que la alianza militar se comprometió a evitar que se extendiera fuera del país.
“Tenemos la responsabilidad de garantizar que el conflicto no se intensifique y se extienda más allá de Ucrania. Eso sería aún más peligroso, destructivo e incluso más mortal”, señaló Jens Stoltenberg, y agregó: “La situación podría salirse de control”.
“Necesitamos terminar con este conflicto, no expandirlo”, expresó Stoltenberg, quien llamó la atención además sobre la muerte de civiles en medio de la invasión rusa. “Atacar a civiles es un crimen de guerra y es totalmente inaceptable”.
El conflicto ha creado “la crisis de refugiados de más rápido crecimiento en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”, y “el impacto humanitario es devastador”.
Entretanto, el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, pidió a las empresas internacionales que congelen o abandonen sus operaciones en Rusia, y se nieguen así a la violencia desatada por el Kremlin.
“Hago un llamado a ustedes y a sus organizaciones para que se unan a las empresas globales ética y socialmente responsables, que ya han detenido o suspendido sus operaciones con o en la Federación Rusa, negándose a financiar la violencia rusa, los asesinatos y los crímenes contra la humanidad con sus impuestos. Tan pronto como Ucrania gane esta guerra, comenzaremos a renovar nuestra infraestructura y economía, continuando el camino de las reformas para convertirnos en un miembro de pleno derecho de la Unión Europea”, escribió en Twitter.
La crisis de refugiados en un conflicto que apenas comienza ha dejado cifras escalofriantes. Al menos 2 millones 011 312 personas han salido de Ucrania desde que comenzó la invasión rusa, según advirtió el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
De ellos 1 millón 204 403, más de la mitad, fueron a Polonia, mientras que el resto se ha repartido mayoritariamente en Hungría, Eslovaquia, Moldavia y Rumanía. Unas 99 000 personas han ido a Rusia.
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