Foto: AP.
Por Danay Galletti Hernández.
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Antes del triunfo de la Revolución el primero de enero de 1959, Cuba era para Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, un escenario exótico y pintoresco del Caribe insular. En sus crónicas, publicadas en la ciudad de Barranquilla durante los primeros años de esa década y compiladas en sus Textos costeños, las referencias sobre el país aluden solo al mambo o radionovelas como El derecho de nacer.
En el testimonio sobre su primer viaje a la Isla, escribió: “Antes de la Revolución no tuve nunca la curiosidad de conocer Cuba. Los latinoamericanos de mi generación concebíamos a La Habana como un escandaloso burdel de gringos donde la pornografía había alcanzado la más alta categoría de espectáculo público”.
En París, donde compartió con varios latinoamericanos y argelinos, el escritor del país antillano Nicolás Guillén, víctima del destierro en el Gran Hotel Saint Michel de la capital francesa, le habló en 1955 de Fidel Castro, y tres años después, en la revista venezolana Momento, García Márquez publicó una entrevista a Emma Castro titulada “Mi hermano Fidel”.
“En ese texto recuerda el Bogotazo, acontecido el 9 de abril de 1948, que significó una sacudida y explosión social en la historia del siglo XX colombiano. Allí estuvieron ambos y, si bien no coincidieron, existe una anécdota posterior que parece unirlos durante ese hecho”, comenta a Sputnik Jorge Fornet, doctor en Literatura Hispánica e investigador titular.
Gabo, como popularmente se conoce, supo de la caída del dictador cubano Fulgencio Batista (1952-1959), mientras estaba en Caracas con su esposa, Mercedes Barcha. Fornet recuerda que en un escrito realizado más de dos décadas después y capítulo inicial de su libro nunca editado sobre la Mayor de las Antillas, el escritor relató lo acontecido en la madrugada del primero de enero de 1959 cuando regresaba a su apartamento en el barrio de San Bernandino, con las primeras luces del amanecer:
“El Año Nuevo de 1959 era uno de los muy pocos que Venezuela celebraba sin dictadura en toda su historia (…) bajamos a trancadas las escaleras preguntándonos qué clase de alcoholes de delirio nos había dado en la fiesta, y alguien que pasó corriendo en el fulgor de la madrugada nos acabó de aturdir con la última coincidencia increíble: Fulgencio Batista se había fugado”.
La Operación Verdad y Prensa Latina
García Márquez viajó a la nación antillana en las primeras semanas de 1959. El 18 de enero, mientras ordenaba su escritorio, un hombre del Movimiento 26 de Julio, organización político- militar cubana, apareció en la puerta de la revista donde trabajaba en Caracas en busca de periodistas que quisieran ir a Cuba esa misma noche.

Gabriel García Márquez junto a los primeros corresponsales de Prensa Latina. Foto: PL.
En su texto Mi primer viaje a La Habana cuenta que sin apenas tiempo y, acostumbrado a pensar en Venezuela y Cuba como un solo país, no se acordó de buscar el pasaporte. “No hizo falta: el agente venezolano de inmigración, más cubanista que cubano, me pidió cualquier documento de identificación que llevara encima y el único papel que encontré en los bolsillos, fue un recibo de lavandería”.
Aquel...