La sequía y otras razones inciden en esta situación. La mayoría de los embalses presenta situación favorable, pero la Zaza ya bajó del 40 por ciento
La rotura de equipos, la sequía y otras dificultades tecnológicas inciden en la estabilidad con el abasto de agua. (Foto: Vicente Brito/Escambray)
Más de 105 000 espirituanos sufren actualmente afectaciones en el servicio de agua potable como consecuencia no solo del bajo nivel de las fuentes de abasto debido a la sequía, sino también por la rotura de equipos y otras dificultades tecnológicas.
Yusliadys Lorenzo Coca, subdelegada de Recursos Hidráulicos en el territorio, pormenorizó a Escambray que en estos momentos más de 50 obras de captación se encuentran afectadas, la mayoría de ellas porque sus niveles han bajado debido a las escasas precipitaciones y el resto por deficiencias tecnológicas o problemas con la calidad del agua.
“En el caso de las que disminuyen sus niveles, se han tomado las medidas necesarias, ya sea reducción de los horarios de entrega por red o la entrega del agua mediante carros cisternas. La población total afectada por esta causa asciende a 33 980 habitantes, mientras que por otras las otras razones se encuentran con limitaciones en el servicio otros 71 500”, agregó.
Un peso importante en esa última cifra se debe a la rotura desde hace alrededor de dos meses de dos equipos de bombeo en la estación de Tuinucú, a los cuales en estos momentos se les trata de reparar en la capital del país, afectación que persiste y obliga a distribuir el agua de forma inestable e insuficiente a la ciudad espirituana y a Cabaiguán.
La otra de mayor afectación del abasto de agua en la provincia se ubica en la obra de captación de San Juan de Letrán, en Trinidad, debido a que ese manantial se encuentra deprimido y limita el servicio a buena parte de los habitantes de la sureña villa.
Por otra parte, la sequía aún no ha hecho notable mella en la mayoría de los embalses: Tuinucú, Higuanojo y Siguaney, todavía superan el 80 por ciento de sus capacidades; mientras que Lebrije, Felicidad, Dignorah y Banao rondan el 70 por ciento.
La situación más desfavorable se encuentra en la presa Zaza, que acumula el 38 por ciento de sus posibilidades de almacenamiento; y en Aridanes que apenas supera el 30 por ciento.
