En Cuba no hay escasez, sino “desperdicio” de alimentos, y lo que hay que hacer para paliar el hambre, entre otras iniciativas, es crear “nuevos hábitos alimentarios” en la población, declaró una alta funcionaria de la Agricultura.
“El tema estratégico más atrasado que tenemos nosotros es el tema de ir elevando la cultura alimentaria, trabajar los sistemas de educación, de cultura, de ciencia e innovación, de ir introduciendo en el país nuevos hábitos alimentarios porque se desperdician muchos productos”, dijo este lunes la Dra. Elizabeth Peña Turruellas, directora nacional de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar.
Peña dirige, además, el Plan Nacional de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional (Plan SAN) implementado en Cuba en julio de 2020. La aprobación de ese plan, dijo la funcionaria, fue una decisión “muy sabia” y “estratégica” del gobernante cubano Miguel Díaz-Canel.
En medio de la crisis económica agravada que vive el país, el ambicioso plan se propone la “sustitución de importación, tanto de alimentos como de insumos”, explicó la Dra. Peña en el programa de la televisión estatal “Agrocuba”.
Cuba importa alimentos por más de 2.000 millones de dólares anualmente, mientras el sector agropecuario, tal cual ha sido diseñado y controlado por el Estado, es incapaz de producir lo suficiente para toda la población.
El segundo objetivo del Plan SAN es “producir con calidad, y con inocuidad”, añadió Peña, sin mencionar cómo se pretende lograrlo. Campesinos entrevistados por Radio Televisión Martí se quejan continuamente de la falta de apoyo del Estado con los insumos y la extensión de las tierras cultivables, así como del exceso de control sobre sus producciones y una errada política de precios.
Un tercer tema abordado por la funcionaria fue el de “ir estableciendo los sistemas alimentarios locales soberanos y sostenibles”, de los que, según dijo, existen varios antecedentes en Cuba, entre ellos los planes agropecuarios ideados a principios de la Revolución por el fallecido dictador Fidel Castro.
El cuarto tema, “el más atrasado que tenemos”, dijo la Dra. Peña, es el de “ir elevando la cultura alimentaria”. Para lograrlo, señaló, deben trabajar en conjunto los sectores de Educación, Cultura, Ciencia e Innovación, “de manera tal que se vayan introduciendo en el país nuevos hábitos alimentarios”.
En opinión de la funcionaria, en Cuba “se desperdician muchos productos”, sin mencionar cuáles, y los pobladores de la isla sufren de una “incultura alimentaria”.
Los cubanos hacen largas filas diariamente en los escasos comercios que ofertan alimentos a la población en moneda nacional, aparte del racionamiento mensual que se distribuye en la red de bodegas del país, y que apenas alcanza para cubrir las necesidades básicas de una semana.
Quienes reciben remesas o tienen una fuente de ingresos en Moneda Libremente Convertible pueden adquirir una variedad de productos en la red de tiendas en divisas, pero la inmensa mayoría de la población no tiene alcance a ese privilegio.
Pero el cultivo extensivo de yuca podría ayudarlos, según declaraciones recientes del teólogo brasileño Frei Betto, asesor del régimen cubano para el diseño e implementación del Plan SAN, quien compartió esta semana sus ideas para que no falte el tubérculo en los agromercados de la isla.
El teólogo, que funge como asesor de Naciones Unidas para la Alimentación, planea reunirse con funcionarios de Educación, Salud Pública, la Federación de Asociaciones Culinarias y el equipo a cargo de la redacción del anteproyecto de la Ley de Soberanía Alimentaria, antes de que sea sometido a la Asamblea Nacional del Poder Popular para su aprobación, en el mes de julio.
Betto agitó una ola de críticas entre los cubanos en diciembre pasado, cuando publicó en el diario oficialista Granma un artículo en el que afirmaba: “En Cuba no hay hambre. ¡Pero los cubanos tienen mucho apetito!”.
