La vuelta del público al estadio Mártires de Bárbaros se percibió como un bálsamo entre los asistentes, en una provincia que respira béisbol y se acostumbró a ganar, resumido en la voz de un aficionado que vociferaba desde las gradas, «necesito la pelota».
En el espectáculo previo al juego inaugural, los tradicionales coches de Bayamo recorrieron la sábana de los Alazanes, portando el nombre de los equipos de la Serie Nacional, acompañados de una coreografía con temática beisbolera.
Iván Prieto, receptor de Granma, dio lectura al compromiso de los atletas, en tanto Jorge Niebla, lo emuló con el código a seguir por los jueces que impartirán justicia en el torneo.
Juan Reinaldo Pérez, comisionado nacional de béisbol, dejó inaugurada oficialmente la Serie, con palabras que llamaron a la conciencia de todos los implicados para que la Serie pueda llevarse acabo, «como homenaje a los que tanto han hecho por ella y ya no están entre nosostros».
A la espera de la voz de ¡a jugar!, el público asistente disfrutaba con el ritmo contagioso de una conga oriental que rugía desde el corazón de las gradas, cuyos integrantes recordaban entre repiqueteos de tambores, que «Ampaya, empieza ya esto».
La necesidad del choque entre el bate y la pelota, el sonido de la mascota del catcher, fue copado por unos instantes por el lanzamiento de la primera bola, con los ilustres Ciro Silvino Licea e Ibrahim Fuentes, como protagonistas.
Cuando el Jefe de la Caballería, Carlos Martí, salió al terreno, a intercambiar alineaciones con Armando Ferrer, los aplausos crearon un ambiente de locura, que llegó a su máxima expresión cuando los Alazanes ocuparon sus posiciones en el terreno y César García subió la loma de los suspiros para iniciar la defensa del título de Cuba.