Las autoridades sanitarias de Cuba reportaron este sábado el diagnóstico la víspera de 3.401 nuevos contagios de COVID-19 y la muerte de otras cinco personas por complicaciones derivadas de la enfermedad, al alza durante las últimas semanas como consecuencia de la propagación de la variante Ómicron y la apertura plena de las fronteras.
En su más reciente parte informativo, el Ministerio de Salud Pública (Minsap), cuyas cifras han sido puestas en entredicho por cubanos dentro y fuera de la isla en reiteradas ocasiones, detalló que 33.710 personas permanecen ingresadas en el país por diferentes aspectos relacionados con la COVID-19.
De ellas, 16.581 son sospechosas de un eventual contagio y 16.969 son casos confirmados y activos, 344 menos que los reportados en la jornada anterior, luego de que el número de altas médicas en las últimas 24 horas (3.740) fuese superior al de los nuevos positivos.
Con los nuevos incrementos, el acumulado de casos desde el inicio de la pandemia en Cuba ascendió a 1.018.604. De estos, 8.358 han muerto y 993.218 se han recuperado, según las estadísticas del Minsap.
Los fallecidos fueron tres hombres y dos mujeres de las provincias de Artemisa, Las Tunas y Villa Clara, y del municipio especial Isla de la Juventud. Dos de ellos tenían edades entre los 80 y los 89 años, otros dos entre 60 y 69, y uno entre 70 y 79.
Como comorbilidades que complican la evolución clínica ante el contagio padecían indistintamente de hipertensión arterial, diabetes mellitus, cirrosis hepática, cardiopatía isquémica, entre otras.
Las Tunas fue la provincia con peor situación epidemiológica al registrar en la jornada de viernes 457 nuevos positivos. Le siguieron Holguín y Artemisa, con 431 y 286 casos, respectivamente.
En los servicios de cuidados intensivos permanecen ingresados 52 pacientes, de los cuales 18 están en estado crítico y 34 son reportados como graves.
