La belleza total del mundo es imposible de percibir con el ojo humano. La inmensidad de cada rincón del planeta no podía ser procesada por nuestras mentes y nuestros corazones hasta ahora.
Gracias a lo que la tecnología ha avanzado en el terreno de la fotografía, se ha hecho realidad el sueño de poder tener vista de pájaro, de dejar de imaginar cómo sería el mundo si pudiéramos volar.
Y gracias también al talento de fotógrafos como Dimitar Karanikolov que, a través de sus instantáneas, nos invita a un viaje que nos lleva por la grandiosidad de los edificios más colosales o la sencillez de las fotografías más intimistas.
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(Tomado de Cultura Inquieta)