Enero, 2022.- Cuando el reloj marca las tres ‘de la madrugada’ el silencio da paso a la actividad, es hora de asumir la tarea. Las calles iluminadas de un histórico poblado ofrecen los buenos días a los trabajadores de comunales que con ánimo de contribuir retocan el look de una urbe presta a abrir sus puertas al despertar del sol.
Con escoba y carretilla en mano los hombres que higienizan el entorno ratifican su empeño por limpiar, sanear y aportar su grano de arena a la lucha por la salud no solo humana, también medioambiental.
Entre el polvo y el sudor de sus frentes los barrenderos con el ris ras de las escobas anuncian que allí están, veloces e intensos, decididos a vencer la meta que aunque cotidiana atesora sus encantos.
¿Cuántos obreros se dedican en Guáimaro a tan importante labor? 24 protagonistas del barrido de las comunidades asumen cada día, con todo el denuedo del mundo, el reto que los transforma en perfeccionistas de la hospitalaria localidad.