LA HABANA, Cuba. – Nada ambiciosa resulta la aspiración gubernamental de elevar la capacidad hotelera a 95 000 habitaciones y superar los seis millones de turistas en 2030, si se tienen en cuenta la desenfrenada construcción de hoteles y la llegada de 4,7 millones de visitantes extranjeros en 2018.
En ese año, los turistas estadounidenses hicieron la diferencia. Pero en 2019 llegaron las sanciones del expresidente Donald Trump y en marzo de 2020 el cierre de fronteras por la pandemia de COVID-19. Con la apertura a los visitantes, el 15 de noviembre de 2021, las autoridades aspiraban recibir 100 000 huéspedes hasta finales de año, además de los 203 806 llegados desde enero. No se ha publicado la cifra total, pero la aparición de la variante ómicron del coronavirus provocó posiblemente que esa cantidad no se alcanzara.
En una reunión con empresarios españoles este 17 de enero, antes de su participación en la Feria Internacional de Turismo, FITUR 2022, el ministro de Turismo de la Isla, Juan Carlos García Granda, presentó nuevos proyectos. El funcionario argumentó las fortalezas de Cuba (basadas en la inmunización de la población con tres vacunas autóctonas) para atraer la participación española, que actualmente es del 62% en empresas mixtas.
Con Meliá se había firmado un acuerdo para brindar servicios de salud a clientes en sus instalaciones turísticas, mediante masajes, terapia yoga, relajamiento y programas antiestrés. El titular resaltó el incremento de la esfera inmobiliaria relacionada con campos de golf y marinas, las potencialidades del polo turístico de Cienfuegos y las grandes capacidades de construcción en Varadero, La Habana, Holguín y Matanzas, según Prensa Latina.
Sin embargo, se impone vencer muchos obstáculos. Necesarias serán las inversiones extranjeras, procuradas durante años sin éxito: Cuba ha invierte mientras los empresarios extranjeros ejecutan contratos de administración, adiestramiento y promoción.
No resulta atractivo un país con una situación interna tensa y cuestionada internacionalmente dada la represión a manifestantes pacíficos el 11 de julio de 2021 y las condenas de hasta 25 años impuestas a ellos. Además, en la Isla, también penalizada por Estados Unidos, vivimos agobiados por las carencias y las colas para adquirir lo más elemental.
Los precios en las instalaciones turísticas deberían ser atractivos, aunque las ganancias nacionales resulten mínimas. La calidad de los servicios y la eficiencia de los empleados desestimulados por los bajos salarios, antes compensados por la propina de los viajeros estadounidenses, tendrán que elevarse.
Las probabilidades de cambios aperturistas en Cuba y el fin de las sanciones del Gobierno de Estados Unidos aplicadas por Trump e incrementadas por Biden son mínimas al menos en los próximos años. De esa manera, millones de turistas no volverán.
Canadá, España y otros países europeos se posicionan a la cabeza del mercado emisor, al tiempo que se multiplican los turistas rusos en la Isla. Además, hay acuerdos para combinar paquetes con agencias de México y países del Caribe, aunque será difícil sobreponerse a la competencia de esos paraísos, beneficiados por la prohibición de Fidel Castro al turismo poco después de 1959, cuando Cuba era muy concurrida.
En La Habana, los expertos que auguraban el descenso del actual rebrote de ómicron para fines de febrero y marzo, se refirieron este 18 de enero al control de la pandemia, que entraría en una fase de meseta y luego descendería en las próximas semanas, lo cual podría infundir confianza a posibles turistas.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.