―Tiene que ser muy importante el despacho urgente que has solicitado para hacerme regresar antes de tiempo de Nicaragua, y hasta renunciar a un recorrido por los barrios vulnerables de Chinandega.
―Es que me puse a revisar documentos y descubrí que en pocos días, el mes que viene, se conmemora el primer aniversario de que el Salvador, no el país, sino su vice, pronunciara la breve pero contundente frase «¡Llegó el momento del sí y sí de la agricultura!».
―Ni siquiera el hecho de que estemos más cerca del «no y no» amerita que me jodas mi estancia con mi amigo Ortega.
―Hice otros dos descubrimientos. El primero es que en marzo, exactamente el 26, se celebrará un año de que en la prensa apareciera una de las más preclaras sentencias relacionadas con la sostenibilidad alimentaria. Todavía investigo si es achacable a nuestro primer ministro Marrero o al entusiasmo desbordado del periodista, pero no caben dudas de que eso de que «La agricultura lo primero que tiene que hacer es producir más comida» es aplastante.
―¡Aplastante es el pisapapeles que voy a meterte por la cabeza o la remisión que te haré a la Managua de Arroyo Naranjo si no acabas de demostrarme que había razones serias para virar corriendo de la Managua centroamericana! ¿Cuál es la tercera efeméride?
―Que el 26 de julio se cumplirán quince años de que el general de ejército dijera: «¡Hay que borrarse de la mente eso de los siete años, llevamos cincuenta años diciendo que hasta los siete años! ¡Hay que producir leche para que se la tome todo el que quiera tomarse un vaso de leche!».
―¡¿Quince años ya?! Como pasa el tiempo. Transcurrió la segunda década del siglo, ya estamos a la tercera…
―…y lo que no llega es la toma del vaso de leche.
―Pero se tomó la decisión, y es lo que trasciende, de eliminar ese fragmento de la transcripción oficial del discurso.
―Siempre aparecen los que les gusta tergiversar la historia y divulgaron la versión fílmica, que no deja lugar a dudas.
―¿Y se te ocurrió algo para aliviar, solventar, aminorar el alcance mediático que generarán esos quince sin bebida láctea?
―Acaba de divulgarse que un granjero de Turquía, en un intento por aumentar la producción diaria, ha experimentado con gafas de realidad virtual que hacen creer a las vacas estar en medio de un pasto verde en verano. De un promedio de 22 litros de leche que lograba, ya el tipo está montado en 27, y de superior calidad.
―Ya sé por dónde vienes. Experiencia interesante, pero costosa. De aquí a julio no habrá tiempo, mucho menos dinero, para comprar las gafas.
―Son producidas en Rusia. Una llamada de su parte al embajador de ese país puede convencerlo de la conveniencia de otorgarle a Cuba un crédito para su adquisición. Sería una oportunidad para el gobierno ruso de mejorar su imagen tras el envío de tropas a Kazajstán. Esas dos naciones forman parte de la Unión Económica Euroasiática, organismo que nos aceptó como país observador. Pasaríamos a ser, con esas gafas, una especie de «observadores virtuales».
―Me gusta eso. ¿Ya has pensado algo en pos de sustituir el video vacuno?
―Ayer les adaptamos a cinco vacas igual cantidad de aparatos del Palacio de Computación con el video de los turcos. Los pobres animalitos se infartaron tras ver un pasto tan verde. Ya la UCI trabaja en un material autóctono que las adapte poco a poco a que las vaquerías son mejorables y perfectibles. Tengo a la gente del ICRT (perdón, del Instituto de Información y Comunicación Social) y del Ministerio de la Agricultura en función de dotar a cada granja bovina de un televisor, eso sí, con recursos propios. Las vacas, en lo que llega el barco con las gafas desde Europa, verán las dos emisiones diarias del noticiero. Quizás no empiecen de pronto a producir más leche, pero eso las compromete y les inculca una confianza tremenda en el futuro.
―Hay que inventarle un nombre epatante a ese proyecto.
―Ya está calculado. Se nos ocurrió fundir una palabra que remitiera a la leche, en este caso «lactosa», con otra que evocara la computación: «laptop». La nueva empresa socialista se llamará Laptopsa… o Laptop.S.A., como usted más guste.
―Excelente, pero no le quites el pie a la carne. La perspectiva de un país de veganos no le gusta a nuestra gente.
―La dirección nacional de los CDR se ha tomado muy en serio la noticia de que un estadounidense acaba de convertirse en la primera persona del mundo en recibir un trasplante de corazón de un cerdo modificado genéticamente.
―¿Y?
―Que ya embullan a los científicos nuestros a trasplantar células madres de esos mamíferos hacia las extremidades inferiores de los compatriotas, para convertirlas en piernas de puerco. Sería una manera económica de fomentar en los barrios el autoconsumo.