CAMAGÜEY.—Después de un breve periodo de relativa «tranquilidad» epidemiológica, esta provincia transita por una situación que se complica con el paso de los días ante la rápida propagación de la variante ómicron del coronavirus SARC-CoV-2, lo que convierte a este territorio en uno de los de mayor tasa de incidencia de la COVID-19 en el país.
Ante el incremento de casos positivos de la enfermedad y su dispersión por todos los municipios, con mayor presencia en la ciudad cabecera provincial, las autoridades locales, con el respaldo mayoritario de la sociedad, intensifican las acciones de control, enfrentamiento y preventivas para evitar males mayores y se haga más compleja la situación higiénico-epidemiológica.
A partir del arribo a la provincia de nuevos lotes de vacunas, está en marcha, de manera escalonada, el proceso de inmunización de la población con una dosis de refuerzo, medida que debe contribuir a frenar la actual ola de contagios, al garantizar un nivel inmunitario superior que permite enfrentar este mal momento en mejores condiciones de salud.
Especialistas en Higiene y Epidemiología coinciden en afirmar, sin embargo, que la manera más eficaz de disminuir la transmisión de la enfermedad es el estricto cumplimiento, tanto en el orden individual como colectivo, de las indicaciones emitidas sistemáticamente por el Grupo Temporal de Trabajo Provincial para el enfrentamiento a la COVID-19.
Ellas están relacionadas con el actuar responsable de las personas e instituciones pues, como ninguna localidad escapa del padecimiento, en todos los lugares deben extremarse las medidas de contención y de exigencia para hacer cumplir lo establecido en los protocolos sanitarios, de lo cual en mucho dependerá poder rebasar sin mayores contratiempos el rebrote de contagios.
Tras dos años de combate sin tregua contra la epidemia, es conocido, por reiterado, el proceder más conveniente para sortear la enfermedad: la higiene personal y hogareña, el uso obligatorio del nasobuco, la desinfección de las manos y las superficies, la eliminación de las aglomeraciones de personas y el distanciamiento físico, sobre todo en espacios públicos.
Sin embargo, no han faltado tampoco aquellos que pretenden hacer caso omiso de las medidas puestas en vigor, al punto de poner en riesgo casi a diario, con su actuar negligente, la salud y la vida misma de quienes los rodean, además de entorpecer el empeño colectivo por superar, en un breve lapso de tiempo, el resurgimiento de la COVID-19.
Si bien es cierto que la cepa ómicron posee un alto poder de transmisibilidad, el exceso de confianza, la indisciplina social, la baja percepción del riesgo y las imprudencias cotidianas, constituyen caldo de cultivo favorable para la proliferación del coronavirus, si no se les pone coto a través de medidas más enérgicas que llamen a capítulo a quienes persisten en su negativa actitud.