HAVANA WEATHER

La disolución de la Unión Soviética. Razones y lecciones

El 25 de diciembre de 2021 se cumplieron treinta años de que fuera arriada la bandera roja con la hoz, el martillo y la estrella de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) para ser reemplazada por la tricolor —blanca, azul y roja— de la Federación Rusa. Habían pasado sesenta y nueve desde la constitución del Estado multinacional soviético y setenta y cuatro de la toma del poder por los bolcheviques.

Este hecho puso fin a un proceso de desintegración iniciado poco después de que en el país comenzara una etapa de cambios orientada a reestructurar el sistema, que hizo crisis durante el largo período de estancamiento que caracterizó al gobierno de Leonid Brezhnev (1964-1982).

Tras los breves interregnos de Yuri Andropov (1982-1984) y Konstantín Chernenko (1984-1985) —ambos fallecidos, al igual que su predecesor, mientras ocupaban las máximas responsabilidades del Partido y el Estado soviéticos—, Mijaíl Gorbachov, entonces el más joven en el máximo liderazgo del país, fue elegido por el Buró Político del Comité Central para dirigir el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), lo que lo convertía, de facto, en el principal dirigente de acuerdo a la tradición impuesta por Stalin. A partir de 1988 añadió a ese cargo, como se hizo costumbre, el de presidente.

El país que heredó Gorbachov mostraba evidentes signos de crisis. La economía soviética estaba lastrada por una serie de fenómenos que habían conducido al estancamiento y posterior empeoramiento del nivel de bienestar de la sociedad; la URSS se empantanó en una guerra de desgaste en Afganistán que pondría fin al mito de invencibilidad del ejército soviético; se había desarrollado un movimiento disidente encabezado por intelectuales y científicos que era reprimido despiadadamente; mientras, la propaganda política del Partido perdía credibilidad debido a la distancia entre las consignas y convocatorias políticas y la realidad del país.

Adicionalmente, y no por ello menos importante, el sistema político estaba en franca descomposición ante el inmovilismo de la burocracia en el poder, más preocupada por conservar sus beneficios y mantenerse fuera del escrutinio de la sociedad que por asumir su responsabilidad y liderazgo en la transformación social.


https://youtube.com/watch?v=BgybnLPivgw&version=3&rel=1&showsearch=0&showinfo=1&iv_load_policy=1&fs=1&hl=es-ES&autohide=2&wmode=transparent

El estancamiento económico

En los años ochenta se hizo evidente el agotamiento del sistema de planificación centralizada, que había funcionado con ineficiencia en condiciones de una abundancia relativa de factores de la producción, generando un modelo de crecimiento extensivo. Sin embargo, el mismo no era sostenible dado el encarecimiento de las materias primas y combustibles, unido al retraso tecnológico respecto a países capitalistas desarrollados en la mayor parte de las ramas de la industria y la agricultura, con excepción de las industrias de armamentos y aeroespacial, que les obligó a importar maquinarias y bienes intensivos en capital y tecnología, deteriorando la balanza de pagos.

Se hacía necesario transitar hacia un modelo de crecimiento intensivo, basado en la mayor productividad de los factores de producción, pero el sistema no logró hacerlo. Mientras el producto interior bruto (PIB) creció a un ritmo promedio anual de 9,6% en el período 1971-1975, y de 6,5% entre 1976-1980; entre 1981-85 fue de -0,6% y entre 1986-90 de -2,8%. En 1991 la variación del PIB fue de -2,4%.[1]

La carrera de armamentos con que la URSS competía con los Estados Unidos (EE.UU.) por el predominio estratégico global, condujo a un incremento notable del gasto militar en ambos países, pero con efectos más nocivos para el caso soviético, cuya economía era más pequeña y menos desarrollada que la norteamericana. Sostener un nivel de gasto militar para mantener la paridad nuclear con EE.UU., solo podía lograrlo la URSS al retirar recursos de la producción de bienes y servicios, especialmente de aquellos dirigidos a satisfacer necesidades de consumo.

A partir de 1983, cuando el presidente Reagan anunció la Iniciativa de Defensa Estratégica —conocida como Guerra de las galaxias—, la URSS también incrementó sus inversiones en armas nucleares de largo alcance. En consecuencia, comenzaron a escasear bienes de consumo industriales e incluso alimentos esenciales. Los precios subían y las colas para adquirir estos bienes se fueron haciendo más frecuentes, lo cual contradecía la propaganda política que definía a la URSS como un «país socialista desarrollado».

La agricultura era el talón de Aquiles de la economía. La producción agrícola se contrajo en -6,4% y -2,8% respectivamente entre 1980 y 1981, a pesar de que se incrementaban las inversiones en el sector. En los años comprendidos de 1984 a 1987, la contracción fue del -5,8% promedio anual. Luego de crecimientos irregulares entre 1988 y 1990, en 1991 se desplomó en -10,7%.[2]

El déficit de oferta de alimentos ante la demanda llevó a la necesidad de incrementar importaciones, con el consecuente deterioro de la balanza de pagos. De todas formas, a mediados de los ochenta comenzó a agudizarse la escasez de ciertos productos tradicionales en la dieta de la población rusa.

Desde principios de los ochenta tomó auge el mercado informal que tradicionalmente había existido en la economía soviética. En él, los precios crecían aceleradamente debido a la escasez en los mercados oficiales controlados por el Estado. Ello contribuyó al desarrollo de mafias organizadas que pactaban con las autoridades en un denso entramado de corrupción que, aunque afectaba a todo el país, era particularmente efectivo en algunas de las repúblicas periféricas, especialmente las de Asia Central y el Cáucaso.

En tales condiciones, la URSS entró en una crisis estructural que requería de una transformación esencial. Este fue el contexto en que Gorbachov concibió la Perestroika, que se traduce del ruso como Reestructuración.

Disolución de la URSS (2)

Póster soviétivo del artista O. Ulanov, sobre la Perestroika.

La crisis de confianza

A la altura de los años ochenta, la sociedad soviética vivía una severa crisis de confianza. El modelo político burocrático había agotado sus posibilidades. La economía no satisfacía las expectativas de la población que había hecho inmensos sacrificios durante generaciones con la esperanza de alcanzar un socialismo desarrollado que se reflejara en el mayor bienestar de la sociedad.

El liderazgo político del PCUS mantenía un discurso triunfalista que poco tenía que ver con la realidad cotidiana de los ciudadanos, y ese alejamiento, unido al estancamiento económico del país, erosionaron la confianza de la sociedad en su liderazgo, convertido para la fecha en una gerontocracia.

La corrupción abarcaba todos los niveles. Mientras tanto, mafias organizadas con la complicidad de los órganos del Partido, la administración, la policía y la seguridad del Estado, se enriquecían con actividades ilegales, lo que les permitió comprar gran parte de las propiedades privatizadas luego.

El Partido Comunista se había convertido en una estructura anquilosada. Preocupados por mantener el status quo a toda costa, sus dirigentes perdieron cualquier vestigio de liderazgo político basado en el ejemplo, y con ello lo que podía quedar de su pasado revolucionario desde los tiempos de Lenin. Ser miembro del PCUS era una condición para progresar en la estructura burocrática y, en consecuencia, obtener prebendas como: dietas extraordinarias, viajes al extranjero, coches privados o del Estado, y casas de campo (dachas) para las vacaciones en el caso de dirigentes de alto nivel.

Remontar tal crisis de confianza requería una profunda trasformación del sistema político, que lejos de ser una democracia socialista se había convertido —desde sus primeros tiempos cuando se erosionó el poder de los soviets— en un régimen autoritario, burocrático y profundamente conservador. Desde el comienzo de sus reformas, Gorbachov debió enfrentar la resistencia de los grupos conservadores dentro de la dirigencia.

Al principio usó los mismos métodos autoritarios para apartar a quienes eran obstáculos; sin embargo, la complejidad de las estructuras del Partido y el Gobierno hacían prácticamente imposible lograr una transformación profunda solo «desde arriba». Por esta razón, además de la reestructuración económica, Gorbachov se planteó la democratización tanto del Partido como del Estado en tanto necesidad imperiosa, asociada al proceso de reformas económicas. Este no fue un proceso inmediato, sino paulatino. Mientras se agudizaban las contradicciones políticas de la sociedad, estallaron conflictos nacionales y se deterioró la situación económica.

Disolución de la URSS (3)

Gorbachov y Reagan (Foto: Reuters)

La democratización no era posible sin eliminar la censura informativa, lo cual llevó al otro pilar de las reformas: la Glasnost (Transparencia). Gorbachov trató de terminar lo que había iniciado Nikita Jruschov con la «desestalinización». Sin embargo, la pertenencia de este último al máximo liderazgo desde los tiempos de Stalin, lo hacía partícipe de muchas de las decisiones criminales que afectaron a la sociedad soviética de aquellos años.

Con la Glasnost se denunciaron los procesos injustos que condenaron a miles de ciudadanos al cadalso o a campos de trabajo forzados, conocidos como Gulags. Se produjo la rehabilitación total de miles de comunistas sacrificados en el altar del estalinismo, pero también de miles de disidentes encausados bajo la dudosa figura jurídica de «actividades antisoviéticas».

Fueron publicados cientos de libros prohibidos desde la época soviética, tanto novelas como testimonios —algunos de los cuales circulaban clandestinamente—, entre los que destacan: Doctor Zhivago (Borís Pasternak), Archipiélago Gulag (Alexander Solzhenitsin), Relatos del Kolimá (Varlám Shalamov), Contra toda esperanza (Nadezhda Mandelstam), Días malditos (Ivan Bunin), Diarios de la Revolución de 1917 (Marina Tsetáieva), Lo que no puedo olvidar (Anna Lárina), y la serie de Vitali Shentalinski sobre los archivos literarios del KGB (La palabra arrestada, Esclavos de la libertad y Crimen sin castigo).

La Glasnost y la democratización se convirtieron en instrumentos de Gorbachov para enfrentar la resistencia de las estructuras burocráticas, con fuertes intereses políticos y económicos, cuyo poder podía ser erosionado con las transformaciones.

La caja de Pandora y las limitaciones de Gorbachov

Las reformas de Gorbachov tuvieron el efecto que en la tradición mitológica griega se atribuye a la apertura de la caja de Pandora, en la que Zeus había colocado todos los males del mundo que al emerger causaban el caos. Los males no fueron creados por sus reformas, solo se hicieron evidentes con ellas.

Gorbachov aspiraba a reformar el «socialismo» soviético volviendo a la tradición leninista y al poder de los Soviets, sin tener en cuenta que bajo Lenin se destruyó la democracia y la llamada dictadura del proletariado se convirtió —como había alertado Rosa Luxemburgo— en una dictadura del partido bolchevique y más concretamente de su dirigencia. Ello impidió, en la práctica, que pudiera realizarse la supuesta propiedad social, toda vez que los miembros de la sociedad no tenían la capacidad para hacer valer su condición de propietarios colectivos.

Durante los primeros años de la Perestroika no se abordaron transformaciones estructurales profundas que apuntaran a reemplazar el agotado sistema de planificación centralizada por mecanismos de planificación a nivel macroeconómico y mecanismos de mercado en el resto de la economía, otorgando autonomía real a las empresas y permitiendo el desarrollo de actividades económicas privadas. La mentalidad de la excesiva centralización de las decisiones se mantuvo en el ejercicio de la dirección económica y política de la sociedad.

Disolución de la URSS (4)

El contexto internacional que enfrentó Gorbachov fue también complejo. Su iniciativa diplomática a favor de acuerdos para la distensión internacional fue bien recibida en el mundo, pero no en el complejo militar-industrial soviético, acostumbrado a manejar inmensos recursos del presupuesto del Estado que ahora debían desviarse hacia las industrias de bienes de consumo para mejorar el nivel de vida de la población. A esto se añade que la guerra de Afganistán consumía ingentes recursos económicos y humanos, sin horizonte visible de victoria.

Por otra parte, sus reformas fueron acogidas en apariencia por la mayor parte de los líderes del campo socialista, pero en realidad eran obstaculizadas por ellos. El liderazgo del campo socialista europeo había sido conformado en la línea política trazada por Brezhnev y, salvo en el caso de Polonia, no había cambiado significativamente. De ahí que, al igual que en la URSS, eran gerontocracias afirmadas en el poder con densas estructuras burocráticas.

En el orden interno, la eliminación de la censura permitió evidenciar profundas contradicciones internas entre las diversas nacionalidades de la Unión. Reaparecieron demandas nacionalistas de independencia, no solo en las repúblicas bálticas —anexadas por la fuerza en 1940 y nuevamente en 1944—, sino también en los territorios del Cáucaso, Ucrania y Asia Central, e incluso en algunas de las repúblicas autónomas de la propia Rusia. De hecho, tanto en Ucrania como en Georgia y Armenia, donde hubo intentos independentistas sofocados por el Ejército Rojo en los primeros años del régimen soviético, florecieron nuevamente al amparo de las nuevas libertades.

Gorbachov debía enfrentar, al mismo tiempo, las tendencias nacionalistas e independentistas dentro de la URSS; la crisis económica desatada por unas reformas que no apuntaron a la estructura misma del sistema; las fuerzas conservadoras dentro del sistema político, las fuerzas armadas y la seguridad del Estado; y también a las fuerzas reformistas radicales que buscaban una ruptura radical con el pasado. Mientras tanto, la confianza de la sociedad en él se deterioraba ante la evidencia del caos económico y político. Todo ello facilitó el intento de golpe de Estado de agosto de 1991 que, si bien fracasó, condujo a la desintegración de la Unión Soviética.

Las lecciones

La disolución de la Unión Soviética puso fin a un proyecto de país y representó la conclusión del proceso de derrumbe del «socialismo real» como sistema. Esto no fue resultado de «la traición de Gorbachov», como sostienen muchos nostálgicos y acríticos del socialismo burocrático, sino consecuencia de la agudización de sus contradicciones internas, las cuales se mantenían ocultas bajo un sistema profundamente represivo.

El sistema se mostró irreformable porque las profundas transformaciones que requería eran de tal magnitud que significaban su reemplazo por otro diferente. El modelo de planificación centralizada no funcionaba adecuadamente, resultaba imprescindible permitir que los mercados tuvieran la posibilidad de ajustar las proporciones económicas bajo un mecanismo de regulación estatal que corrigiera las desproporciones que el mismo mercado genera.

Disolución de la URSS (1)

(Foto: Alain-Pierre Hovasse – Agencia AFP)

El sistema político debía ser democratizado, pero intentarlo bajo el dominio de un partido único, con larga tradición autoritaria, era una tarea que se demostró imposible. El PCUS tampoco funcionaba democráticamente en su vida interna y los debates profundos, cuando se producían, involucraban principalmente a la dirigencia.

Desde tiempos de Lenin, se habían suprimido las diversas corrientes políticas al interior del bolchevismo y se aniquilaron políticamente las socialistas no bolcheviques. Los cambios en la dirigencia se producían tras el funeral del máximo líder o mediante un golpe palaciego, nunca a través de un mecanismo auténticamente democrático. La consigna «todo el poder para los soviets» dio paso a la conformación de una estructura en la que estos organismos, que debieron ser base de la democracia soviética, cedieron ante la presión de la burocracia partidista.

Tras el fin del sistema soviético, en Rusia y las antiguas repúblicas que hacían parte de la Unión se restableció el capitalismo. En la mayor parte de ellas se han sostenido sistemas autoritarios, y en muchos casos se ha fomentado el culto a la personalidad de los antiguos líderes comunistas, devenidos nacionalistas, que erigieron estructuras de poder nepóticas y profundamente corruptas. Gran parte de los oligarcas de hoy eran delincuentes durante la época soviética y otros provienen de las estructuras del partido, el gobierno, las fuerzas armadas y la Seguridad del Estado.

El daño causado por el régimen soviético al socialismo como proyecto político y económico tiene inmensas proporciones, porque en la práctica ha reducido las posibilidades de la construcción del socialismo a la condición de utopía.

Este espacio resulta insuficiente para un análisis de tal alcance. Sin embargo, resulta imprescindible enfatizar que los intentos de sostener el sistema burocrático establecido como «socialismo real», sobre todo en condiciones de crisis económica estructural, solo conducirá a su derrumbe y a su reemplazo por un capitalismo que dejará de ser de Estado para ponerse al servicio de los intereses de las mafias aliadas a las estructuras corruptas del poder.

***

[1] Cálculos del autor con base a UNCTAD (2021) UNCTADStat.

[2] Ibídem

Comparte:
Publicaciones

Artículos Relacionados

 

Contáctenos

 

Si desea contactar NoticiasCubanas.com, el portal de todas

las noticias cubanas, por favor contáctanos.

¡Estaremos felices de escucharlo!

 

Con gusto le informáremos acerca de nuestra oferta de publicidad

o algún otro requerimiento.

 

contacto@noticiascubanas.com

 

 

Términos de uso

NoticiasCubanas.com es gratis para todas las personas, nosotros no cobramos ningún cargo por el uso del sitio de ninguna manera. Leer los artículos es completamente gratis, no existe ningún costo oculto en nuestro sitio.


Proveemos una colección de noticias cubanas, noticias internacionales sobre Cuba para cualquier persona interesada. Nuestros usuarios utilizan NoticiasCubanas.com bajo el acto de libre elección y bajo su propia Responsabilidad.

Nosotros no recolectamos ningún tipo de información de nuestros usuarios, no solicitamos ninguna dirección electrónica, número telefónico, o ningún otro tipo de dato personal.

 

Medimos el monto de tráfico que noticiasCubanas.com recibe, pero no esperamos compartir esta información con alguien, excepto nuestros socios de publicidad. Nos regimos bajo las normas Cubanas en cada cuestión legal, cualquier aspecto no clarificado aquí debe ser considerado sujeto bajo el sistema Legal de Cuba.

 


Oferta


Si deseas saber como tu sitio de noticias puede formar parte de nuestro sitio NoticiasCubanas.com, o si deseas publicidad con nosotros.

 

Por favor, póngase en contacto para mas detalles.

Estaremos felices de responder a todas tus dudas y preguntas sobre NoticiasCubanas.com. ¡La casa de todas las noticias cubanas!

contacto@noticiascubanas.com


Sobre nosotros

NoticiasCubanas.com es la casa de todas las noticias cubanas, somos un sitio conglomerado de noticias en Cuba. Nuestro objetivo es darle importantes, interesante, actuales noticias sobre Cuba, organizadas en categorías.

Nosotros no escribimos noticias, solo recolectamos noticias de varios sitios cubanos. Nosotros no somos parte, solo proveemos noticias de todas las fuentes de Cuba, y de otras partes del mundo.

Nosotros tenemos un objetivo simple, deseamos brindarle al usuario el mayor monto de noticias con calidad sobre Cuba, y la visión que tiene el mundo sobre Cuba. Nosotros no evaluamos las noticias que aparecen en nuestro sitio, tampoco no es nuestra tarea juzgar las noticias, o los sitios de las noticias.

Deseamos servir a los usuarios de internet en Cuba con un servicio de calidad. Este servicio es gratuito para todos los cubanos y todos aquellos que estén interesados en las noticias cubanas y noticias internacionales sobre Cuba.