La autora cubana de obras para niños y jóvenes más traducida y publicada en el extranjero ha sido Dora Alonso. Su nacimiento, hace 111 años, marcó la infinita huella de su amplia obra literaria en el tiempo.
Tierra inerme, Once caballos, Sol de Batey, Tierra adentro, Aventuras de Guille y En busca de la gaviota negra, entre otros, son títulos de la Premio Nacional de Literatura.
De acuerdo con Prensa Latina, completan su gran número de novelas, cuentos, poemas, obras de teatro y artículos periodísticos títulos como El valle de la Pájara Pinta, El cochero azul, Palomar, Cocorioco, El caballito enano, El libro de Camilín, Gente de mar, Letras y muchos más.
El 21 de marzo de 2001 muere la mágica escritora. Con una narrativa clara, fiel reflejo de la identidad cubana, las costumbres del campesinado, los valores humanos y la naturaleza, las obras de Dora Alonso despiertan emociones y revelan mundos fantásticos.
Sus historias son parte esencial del proceso de alfabetización, debido a su rol protagónico en los libros de texto de la enseñanza primaria en Cuba.
El grillo caminante, Escrito en el verano, La flauta de chocolate, Los payasos, Palomar, Suma y Viaje al Sol, así como diversas piezas teatrales como Doñita Abeja y Doñita Bella, Espantajo y los pájaros y Pelusín del Monte, son solo algunos títulos del espectro poético de su vasta obra.
Condecorada con la Distinción por la Cultura Nacional (1981), escribió alrededor de 15 radionovelas para adultos, las cuales fueron transmitidas en estaciones de Puerto Rico, Panamá, El Salvador, México, Nicaragua, Colombia, Brasil y Venezuela.
Dora Alonso hizo posible el regreso a la niñez, la oportunidad de revivir la primera función de títeres, escuchar esas radionovelas en compañía de los abuelos o volver a amar con la poesía que dejó como legado eterno.