«Y así, amigos míos, nace Aukus», expresó Scott Morrison, primer ministro de Australia, en el acto de nacimiento de una nueva asociación de seguridad trilateral reforzada entre el país continente, Reino Unido y Estados Unidos en la zona de Asia-Pacífico.
Se trata de un pacto de seguridad denominado Aukus (por las letras iniciales de los nombres de sus países miembros), que tiene como objetivo compartir tecnología avanzada de defensa, como inteligencia artificial y vigilancia a larga distancia, lo que se interpreta «como un intento de contrarrestar los avances de China, y deja en entredicho la alianza de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)».
Además de compartir tecnología, este nuevo acuerdo busca proveer submarinos de propulsión nuclear a la flota australiana, algo que Beijing calificó como un acto para «socavar la estabilidad y la paz regional, así como los esfuerzos internacionales por la no proliferación nuclear».
El portavoz de la Cancillería china, Zhao Lijian, declaró recientemente que «el pacto muestra igualmente cómo estos países utilizan las exportaciones nucleares como herramienta geopolítica. Es extremadamente irresponsable. Deberían abandonar su mentalidad de guerra fría y hacer más para contribuir a la paz».
Por otra parte, uno de los grandes aliados de occidente, Francia, también mostró su descontento con este acuerdo. Inicialmente, la nación europea abastecería submarinos a Australia, trato (suscrito en 2016 por 36 000 millones de dólares) que, tras la firma de Aukus, Canberra echaría para atrás.
París acusó a EE. UU. y a Australia de mentir, calificó el hecho como «una crisis entre aliados», «una gran ruptura de confianza» y un «desprecio», según el canciller Jean-Yves Le Drian. Mientras, el presidente Emmanuel Macron pidió a los europeos que no fueran ingenuos.
Joseph Borrell subrayó también que lo sucedido no es bueno para Occidente, y no se limita a un problema bilateral entre EE. UU. y Francia, sino que es algo que afecta a todos.
Aukus demostró que en el tablero de la geopolítica siguen moviéndose las fichas. Solo queda esperar y ver qué se escribirá de esta novela un tanto «atípica», dada la relación de sus personajes principales.