Cuentan los más longevos que a finales de la década del 60 del siglo pasado Meneses prácticamente era un caserío arrimado a la calle principal. “En aquellos tiempos aquí no había nada, apenas pasaba una guagüita de vez en cuando, y la gente la cogía en plena calle”, lo relata a Escambray Ramón Hernández Coenel, un nativo de 68 años que ha dedicado su vida laboral al sector del transporte en la propia localidad.
Eran los tiempos en que Fidel caminaba a Cuba de una punta a la otra; los años en que personalmente dibujó el desarrollo agrícola, ganadero y vial de esta zona de la entonces provincia de Las Villas; de aquellos recorridos nacieron obras como el Valle del Caonao, la pecuaria Venegas y la carretera Jarahueca-Florencia.
En medio de tanta vorágine laboral, el líder de la Revolución visitó más de una vez Meneses, localidad que tenía fresca la huella de Camilo y aquella promesa en plena guerra de construir allí una escuela. Pero Fidel se identificó tanto con el poblado que, además del centro escolar, se preocupó por que el asentamiento contara también con un taller de confecciones, un policlínico y una terminal de ómnibus.
“La idea de que Meneses tuviera una terminal fue de Fidel”, puntualiza Ramón Hernández, administrador de la instalación desde hace varias décadas. “En uno de los recorridos por la zona él se percata de la situación del transporte, de la poca comunicación que tenía la comunidad y mandó a construirla; esa tarea la ejecutó Antonio Enríquez Lussón, entonces ministro de Transporte, quien la inauguró en 1971”, añade.
Asegura Ramón Hernández que por aquellos tiempos Meneses no tenía la dimensión actual y se escogió un terreno en la calle principal para edificar la terminal.
“Mucho trabajo voluntario hizo el pueblo para construirla, recuerdo que yo venía de pase del Servicio y acompañé algunas veces a mi mamá a esas labores, la gente ayudaba a echar pisos, a limpiar las cercas; venían a apoyar esta obra y las otras que se construyeron por aquel tiempo también”, evoca Ramón.
Junto con la terminal se organizó el Consejo de Apoyo al Transporte, suscribe el administrador. “Lo integraba gente del pueblo que venía aquí a lavar los carros, a trabajar, a hacer lo que hiciera falta; donde primero funcionó eso fue en Meneses.
“En un inicio la terminal fue más pequeña, y comenzó con seis carros, cuando aquello eran del tipo Girón II, una guagua grande que existía; pero se enlazó Meneses con Caibarién, Las Llanadas, Juan Francisco, Jarahueca, Itabo y Perea; con la salvedad de que los ómnibus dormían en la mayor parte de esos lugares para que por las mañanas los pobladores salieran temprano para acá”, afirma.
Refiere el administrador —labora en la instalación desde 1973— que el servicio de transporte público fue muy bien acogido por los pobladores y la terminal se distinguió por el cuidado de los ómnibus.
“Ese buen cuidado que se tuvo con las guaguas dio pie a que el Ministerio de Transporte asignara después 11 carros más, ya fueron del modelo Girón IV, y se ampliaron rutas como Remedios, Yaguajay y Buanavista; también se alargaron otros viajes y la frecuencia”, declara.
“Fidel pasó varias veces por aquí, se bajaba en el parque o conversaba desde el mismo carro con la gente, eso nunca se olvida en este pueblo; en esos años yo estaba en La Habana, en el Servicio Militar, no viví esos momentos, pero mi mamá me contó mucho de esas visitas que aquí se guardan con mucho cariño; te digo que Fidel siempre va estar presente en la memoria de Meneses”, asevera Ramón.
