MIAMI, Estados Unidos. – El régimen cubano enfrenta una situación muy delicada y peligrosa para su sostenimiento en el poder. Por una parte, las protestas del 11 de julio, en unas 60 ciudades y pueblos, mostraron el hastío de la población, que vive bajo la dictadura más larga del hemisferio occidental, así como sus múltiples desastres económicos y sociales.
Por otra parte, La Habana está al borde de la bancarrota económica y no tiene la más mínima posibilidad de revertir esa situación, ya insostenible para millones de cubanos.
Recientemente, varios eurodiputados se unieron a la Asamblea de la Resistencia Cubana en sus denuncias contra gobiernos democráticos e instituciones crediticias, como el Club de París, que acaba de perdonarle 8 500 millones de dólares a la arruinada economía cubana. Tal indolencia se materializa a puertas cerradas, de espaldas al pueblo cubano, y sin exigir reformas estructurales al gobierno de la Isla.
Como bien destacó Orlando Gutiérrez-Boronat, presidente del Directorio Democrático Cubano, esos 8 500 millones no se utilizaron para el desarrollo de Cuba, ni para realizar obras urgentes de infraestructura. Ni siquiera para resolver la enorme necesidad de viviendas.
Los préstamos terminaron en equipamiento para la represión. No hay más que ver los costosos equipos de las llamadas Tropas Especiales, los cientos de autos policiales comprados para la policía y la cantidad de combustible gastada en las movilizaciones militares masivas, el pasado 15 de noviembre. Mientras tanto, los hospitales se caen a pedazos.
La cúpula comunista había confiado siempre en evitar cualquier situación peligrosa, gracias al terror impuesto a la población con el poder de las armas, sus Tropas Especiales y con una impunidad garantizada para golpear, reprimir y hasta matar.
Cualquier condonación de la enorme deuda cubana debe ir condicionada a cambios verdaderos en el país. De lo contrario, gobiernos e instituciones financieras seguirán financiando la represión en el país. Cuba necesitará, cuando se den las condiciones de una transición democrática, de la buena voluntad de muchos países para rehacer su economía, después de décadas de desastre comunista.
La Isla tendrá que cambiar, inexorablemente. Así lo exige una gran mayoría. El pasado 15 de noviembre, a pesar del gigantesco despliegue policial y paramilitar, ocurrieron acontecimientos significativos, como ver a sacerdotes y monjas liderar grupos que burlaron los controles policiales y salieron a las calles; además de muchísimas viviendas que mostraban mensajes de “Patria y Vida” y balcones con telas blancas o amarillas, como símbolo de rebeldía.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.
The post El Club de París debe dejar de financiar la represión en Cuba appeared first on CubaNet.