El presidente del régimen cubano, Miguel Díaz-Canel, redujo este viernes la convocatoria a la Marcha Cívica por el Cambio y los pronunciamientos y demandas de la sociedad civil independiente a parte de “una estrategia imperial por tratar de destruir a la revolución”.
“Se han tratado de construir sucesos por fecha: trataron de probar el 11 de julio, ahora proponen hacer provocaciones alrededor del 15 de noviembre; han levantado toda una aureola mediática para que el mundo espere qué va a pasar en Cuba el 15 de noviembre”, afirmó el cuestionado mandatario en una comparecencia televisiva especial frente a periodistas de medios oficialistas.
Según dijo, la marcha y otras acciones cívicas convocadas por la plataforma Archipiélago no “quitan el sueño” al régimen y sus partidarios.
“Estamos tranquilos, seguros, pero atentos y alertas, y estamos preparados para defender la Revolución, para enfrentar cualquier acción injerencista contra nuestro país, sobre todo contra todo lo que atente contra la paz, la tranquilidad ciudadana y nuestro orden constitucional”, aseveró.
Díaz-Canel describió un clima de paz y tranquilidad en la isla, pero omitió referirse a las muestras de descontento popular y a las acciones de la Seguridad del Estado y otros órganos represivos durante el último mes para intentar fijar esa imagen de consenso y serenidad en el país.
Mientras hablaba, centenares de cubanos estaban privados de su libertad por motivos políticos y otros tantos enfrentaban procesos judiciales arbitrarios por su participación en las protestas del 11 de julio o su ejercicio de las libertades de expresión y manifestación.