En la isla de Hambremucha, situada en los fríos mares nórdicos, viven los vokingos, quienes se destacan por su cobardía absoluta. Su mejor defensa ante la llegada de los enemigos es echar a correr. Tal comportamiento avergüenza a los dioses del Valhala; pero uno de ellos deberá acatar la orden de Odín y asumir las necesidades y penurias de ese pueblo para ayudarlo a cambiar.
Esta síntesis del libro de historietas Un dios para los vokingos (volumen I) es la antesala para conocer a la prolífica dramaturga y narradora camagüeyana Niurki Pérez García, quien les dio vida a tan extravagantes personajes. Considerada “uno de los talentos más notables entre los escritores cubanos para la infancia”, así como ganadora, entre otros muchos, de sendos premios Caracol por los guiones radiales de Las aventuras de Lily Rosquita y Joe Remolacha, y de las Aventuras de Li Chan Pú, El gran detective chino, ha incursionado en la redacción de guiones de cómics, cuando en nuestro país el noveno arte está en total desventaja frente a la literatura.
Son contados los escritores cubanos que elaboran guiones para historietas; es más lucrativo hacerlos de cine, televisión o radio. ¿No era un desatino apostar por el cómic?
Cuando me gradué en 1982 pensaba que la dramaturgia era un asunto demasiado engorroso como para que alguna vez me dedicara a ella. Y ya ve, por años he alimentado a mi familia haciendo guiones de radio y al final consideré que estaba preparada para hacer el de un cómic. En Cuba el guion de historieta no es considerado literatura. Pero no solo es con el guion de historieta, es con el guion en general. En la historieta, además, está el restringido campo de desarrollo y el aún más restringido campo de publicación. Podía parecer un disparate que a esas alturas de mi vida y con una carrera a mis espaldas me metiera en un asunto que es de personas que alcanzaron la madurez en esos predios, pero la única que ha escrito de los cobardes soy yo y [la historia] se llama Los vokingos.
El cambio de i por o obedece obviamente a una cuestión satírica.
Sí, tiene un origen satírico. Estaba viendo televisión con mi hija, pusieron promociones de películas y veo que van a dar Los vikingos. Soy cinéfila y muy observadora. Por eso donde nadie vio, yo vi que el letrero decía vokingos. Pensé en un error que sería arreglado más tarde; pero no, en los intermedios de programas siguió. Será algún tipo de vikingo diferente, me dije, vikingos cobardes, que sobreviven corriendo delante de sus enemigos. ¿Quién dice que la televisión no es inspiradora?
¿Los vokingos fue su primer guion para cómics?
Los vokingos aparecieron por primera vez como una serie radial en el verano de 2015 en un programa que los oyentes solían llamar “Los muñequitos de Cadena Agramonte”, cuando el espacio se llamaba oficialmente “Mundo en vacaciones”. Era una aventura humorística para niños, pero que escuchaba todo tipo de personas, las cuales alegaban visualidad en lo que oían. Años antes un estudiante de Artes Plásticas del Instituto Superior de Arte, por la misma experiencia como oyente, me había contactado porque tenía el proyecto de convertir en cómic o dibujo animado la serie mía de las Aventuras de Li Chan Pú, El gran detective chino. Visto que Los vokingos tenían la misma característica, decidí hacer el guion para historieta.
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¿Hizo el guion sin saber a quién le interesaría dibujarlo?
Escribo guiones hasta por gusto, muchos de ellos se quedan en mis gavetas. Pero me divierto tanto… Hablé del proyecto en muchos lugares. A través de Sandra González Cuenca, el dibujante Ledi Sanregré Pelegrín (Ledisán) me contactó. Yo había visto el arte final de su historieta Fin de año (Editorial Ácana). Él quería un guionista y Sandra le habló de mí. Le interesó y comenzó a dibujar los personajes de Los vokingos.
Por esa época (2017) estaba impartiendo un taller de dramaturgia en las Jornadas “ArteComic” a un grupo de dibujantes, llevé guiones míos y de Noel Silva González. Nadie se interesó por ninguno ni como tarea de clase. Pero Ramón Ochoa quiso hablar de Los vokingos, como ya Ledi lo tenía le dije que no. Sin embargo, sabiendo que esto no es trabajo de uno, lo añadimos a la ecuación y fue Ramón el que diseñó un sistema de promoción que fuimos colocando en distintos lugares. Él fue el colorista de la primera cubierta y de las primeras páginas de la obra, que se imprimieron para mostrar. Nos convertimos en un equipo muy laborioso.
¿Le fue fácil adaptar el guion radial al de historieta?
Si leyera los guiones vería que no solo funcionan como textos para cómics, sino como guion de un dibujo animado. Incluso, cuando hago literatura, el relato es visual. Crecí con el cine, la televisión, los libros-cine y los cómics. Hubo mucho y abundante. Desde Supermán, Mandrake el mago, La pequeña Lulú, Elpidio Valdés, Aventuras de Pixie y Dixie, Snoopy, Strawberry Shortcake’s, Palante, DDT, adoraba la página de Gugulandia, Aventuras de Chamaco… y sobre todo, radio. Escuchaba mucha radio.
El proceso fue sencillo: hice copia de los libretos, luego les retiré todos los señalamientos técnicos propios de la radio. Convertí los textos del narrador en el texto de los “cartuchos” y en descripciones de la acción de los personajes. Bajo ningún concepto me circunscribo a describir el interior de una viñeta, quien dibuja es el que sugiere cómo se organiza y aunque ponga un poco en el historyboard, soy respetuosa con el dibujante. Le doy mucha importancia a lo de escuchar al otro.
¿Entonces el trabajo entre usted y Ledisán fluyó de maravillas?
Ledi también escucha con atención, pues más allá del entusiasmo de la historia está su interés por percibir lo que el guionista vio y lo complementa con ideas propias capaces de dar profundidad o añadir detalles al trabajo. Puede ser que en algunos temas no coincidamos, sin embargo nos une el amor a la historieta. Nos une el sueño de poder publicar todo lo que hagamos y hasta de tener un estudio de animación.
Ya rompieron el hielo porque Un dios para los vokingos tiene su primer volumen. ¿Cómo lograron publicarlo?
En 2018 Sandra González Cuenca nos llamó a D’McPherson Editorial porque había desarrollado una especie de fe en el proyecto, así llegamos a una editorial internacional. Se arriesgaron por nosotros. Hablo de riesgo porque no es un secreto que el mundo de la historieta está acaparado por las grandes empresas y las promociones son millonarias. Casi nadie considera en serio la publicación de historietas. Tuvimos mucho apoyo de Odalis Calderín, su actual directora, y de la editora Mayelín Portales. La clave es la palabra trabajo. Creo que es el sueño de todo artista hecho realidad: trabajar en lo que se ama y hacer crecer el talento con el que se nació.
¿Vendrán más vokingos?
Terminado en su totalidad está el segundo tomo. El guion del tercero se entregó, entonces llegó la pandemia. Hasta ahora hay diez guiones. Sería genial llevarlos todos a término. Ya le dije que escribo hasta por gusto, y mientras lo que hago me divierta y haga crecer la maravillosa relación de trabajo que ha generado esta obra, lo seguiré haciendo.