Preservar y dar continuidad a la obra de uno de los músicos, directores de orquesta y soneros más querido en los últimos 46 años por toda Cuba, es la responsabilidad que la vida le ha designado a Brayan Álvarez Perodí, el menor de los hijos varones de Adalberto Álvarez.
Graduado de piano en la Escuela Nacional de Arte, con título de oro, en el año 2018 y actualmente estudiante de segundo año de ese instrumento en la Universidad de las Artes, Brayan- al decir de sus mentores- los maestros Liana Fernández, Frank Fernández y Hernán López-Nussa, posee cualidades excepcionales como instrumentista.
Ante el lamentable e inesperado fallecimiento de su padre, el pasado 1ero de septiembre, el joven músico, asumió la dirección de la orquesta Adalberto Álvarez y su Son.
Para conocer más de este novel director y compositor, fuimos a su encuentro, en los Estudios Abdala donde graba un tema dedicado al Caballero del Son, en el que asume la autoría, los arreglos y la producción musical como todo un entrañable y comprometido sucesor.
¿Cómo asumes desde tu juventud, la responsabilidad de ser Director de una de las orquestas, más populares de nuestro país?
Confieso que ya mi padre venía con esa idea, quería retirarse y me pidió que le diera continuidad a su orquesta y a su obra. Lamentablemente no pensé que todo fuera tan rápido, y siempre contaba que iba a tener en unión de la responsabilidad, sus sabios consejos.
¿Cuándo y cómo decides ser músico?
Siento pasión por la música desde que nací, pienso que hasta antes de nacer.
En mi casa todo siempre ha sido música, se respiraba música… por ello a los seis años comenzó mí formación, como estudiante.
Escogí el piano y fue de manera inconsciente. Recuerdo que te daban una planilla debías seleccionar tres instrumentos, por orden de prioridad y en las tres opciones escribí piano, piano y piano. Al pasar el tiempo me he dado cuenta que: “hijo de gato, caza ratón”.
Observé, desde mi infancia, a mi padre componer en ese instrumento, disfrutar de lo lindo cuando lo hacía.
También lo visualizo, con el goce con que escuchaba a la orquesta Aragón todos los domingos y bueno, ahora toda esa experiencia vivida a su lado y pensándolo desde la perspectiva del que era y seguirá siendo además, el Caballero del Son, siento que mi decisión no fue errada y menos ahora, cuando asumo la dirección de su orquesta.
¿Qué andas haciendo por estos días en el que te estrenas como director?
Acabo de concluir un tema que le hice a mi padre, para honrarlo, se llama, “Pasado, presente y futuro”, queremos estrenarlo el próximo 22 de noviembre, fecha en la que cumpliría 73 años de vida. Vendrá acompañado de un clip a manera de homenaje a él y a la música cubana, de la cual, además de ser un destacado exponente, fue fiel defensor.
Es cierto, que su ausencia física es dolorosa pero no podemos detenernos, hay que dar continuidad a ese legado que es bien importante para nosotros como familia y orquesta, pero que también es vital para la historia de la música cubana.
El son es mamá y papá de varios géneros de la música cubana, como decía mi padre. Para mi es punto de partida y mi recurrente filial y profesional.
Por ello asumo esta responsabilidad con toda la fuerza y con todas las ganas, para además, agradecerle y demostrarle a él, que asumo su voluntad con entera satisfacción y que mi juventud, es una fortaleza y no un impedimento para desarrollarla.
¿Qué valores te inculcó tu padre como profesional y ser humano?
Como hijo, mi padre en unión de mi madre, tuvieron una lucha incansable por mi formación, por mi manera de ser, de proyectarme, de pensar, por respetar a la familia, a los mayores, ser educado, solidario, humano. Valores que muchas personas al conocerme- dicen- que distingue, mi personalidad, de otras que tienen mi edad o forman parte de mi generación.
En cuanto a lo profesional, me habló sobre la calidad de la música, en qué se basa, qué es lo que hay que buscar al asumirla, me enseñó a no componer por componer sino hacerlo todo bien hecho, con amor, sino no vale la pena…, pienso que los consejos que recibí son un lujo, y precisamente me permitirán seguir dándolo todo.
¿Cuál es el mayor reto que tiene Brayan Álvarez en este momento?
Que perdure por siempre, el nombre y el legado de Adalberto Álvarez, mientras yo esté presente.
Que pasen 30, 40, 50 años y se siga conociendo y bailando su música, que la orquesta se mantenga en el nivel que la dejó, luchar a capa y espada, para que se mantenga su sello y si es posible llevarlo más allá, para que se conozca su obra y toda su vida.