Las Tunas, 4 nov (ACN) El barrio México, en esta ciudad, fue uno de los cuatro elegidos para iniciar la transformación comunitaria en Las Tunas, un proceso que ya comenzó a resolver antiguas demandas del vecindario, y contar con ellos ante la toma de cualquier decisión.
Basta conversar con Alcides Vicente Morales Batista, el delegado de esta circunscripción, la número 13 del consejo popular 1, para saber que no ha sido nada fácil, sobre todo porque más allá del diagnóstico socioeconómico que se ha hecho de la zona, el México tiene fama de ser un barrio “malo y conflictivo”.
La Agencia Cubana de Noticias comprobó in situ el ajetreo de una mañana cualquiera, dos o tres personas en la bodega La Sirena, igualmente en la farmacia El Cuartelón, dos niños traviesos jugando y más de un vecino llamándoles la atención, la llegada de unos albañiles para la construcción…
Resulta complicado devolverle la confianza a la gente cuando tiene planteamientos históricos de hace alrededor de 25 años, de procesos electorales anteriores, tal era el caso del dragado de la cañada, la falta de aceras, la barrera arquitectónica de la farmacia o el puente de hierro, dijo Morales Batista.
Hoy la panorámica es otra, se ha cambiado el viejo puente deteriorado de más de 30 años por uno nuevo que seguramente durará más de 50 y se percibe una transformación en el barrio y en el estado de opinión de sus habitantes, que poco a poco satisfacen sus dudas e insatisfacciones.
El joven delegado expresa lo importante que es la guía del Consejo de la Administración del territorio que encabezan las máximas autoridades políticas y gubernamentales, para así encauzar el acompañamiento de los organismos como servicios comunales y otros.
Hay una respuesta y transformación en la mentalidad hacia el papel de los órganos locales del Poder Popular –agregó–, confianza que la avala la toma de decisiones y la realidad de que no se puede pensar en transformar una comunidad si no se cuenta con el pueblo, él sabe lo que quiere y necesita.
Alcides habla de sus más de mil 500 electores y más de dos mil personas de población total con el compromiso de que aún falta mucho por hacer, pero el barrio está contento y eso de “malo y conflictivo” no se ajusta cuando la gente se moviliza por su propia voluntad para recoger escombros y sanear un espacio junto al puente de hierro para materializar un proyecto cultural.
En un muro ya están pintados Bob Marley, San Lázaro, y “El Metro” (un músico de la zona que falleció en 2015), pronto dibujarán a Yemayá (deidad de la religión yoruba) y otras figuras artísticas y religiosas, quienes resultan inspiración para hacer los postergados Domingos de la Rumba y rendir honores a los dos cabildos que defienden la gente del México.
Ello demuestra la máxima del delegado Alcides, esa de andar siempre preguntando a la comunidad cuáles son sus necesidades y escuchando sus ideas, pues resulta imposible dar oportunidades y hacer mejorías si no se cuenta con quienes allí viven y son completos conocedores de esta realidad.