“Era el médico de guardia [en el Inor] la noche que tuve la peor fiebre en la semana de recuperación de mi segunda cirugía. Todo el mundo estaba tratando de localizarlo, pero no aparecía Carlos. Él era el único que podía emitir una orden, un análisis, un cambio de medicamento, pero al estar perdido las enfermeras no podían tomar ninguna decisión”, contó a ADN Cuba.
De acuerdo con Cedeño, un artista públicamente crítico del régimen, el doctor Vázquez “llegó bastante tarde. Orientó análisis, pero yo me mantenía bajo el mismo tratamiento que no aliviaba la fiebre. Por suerte la fiebre pasó, y días después ya estaba listo para ir a casa, pero no podía porque no aparecían los resultados de los análisis. Al final mi médico principal tomó la decisión de darme el alta”.
Otra paciente oncológica que conoció al ‘agente Fernando’ en dicha institución médica fue la historiadora Omara Ruiz Urquiola. “Lo vi en una acción adulando a otros especialistas que sí cuentan con un rango importante por los conocimientos que tenían. La gente sospecha y lo desprecia; no lo quieren cerca”, dijo.
“Nadie sabe por qué llegó al oncológico porque él no sabe dónde está parado. Todos saben que es un hombre servil a los intereses de la Seguridad del Estado en el hospital. Él es cercano a la dirección del hospital”, aseguró Ruiz Urquiola.
El científico Oscar Casanella, quien trabajó en el Inor, conoció personalmente al doctor Vázquez González. Tras el destape en la televisión nacional “confirmo las sospechas que he tenido desde el 2016 del Dr. Carlos Vázquez. Otras dos personas me habían compartido sus sospechas sobre su pertenencia a la policía política, pero en aquel momento no sabía si eran solo chismes o hechos reales”, comentó en Facebook.
“Carlos se expresaba con críticas a la dictadura cubana, aunque en conversaciones privadas. Nos comenzamos a visitar en nuestras casas y le presenté a mi familia. Luego el comportamiento de Carlitos Vázquez y varios eventos posteriores me hicieron sospechar que él trabajaba para el G2 y alejarme de él”, agregó.