Mientras buscaba en el pasado leyendo a Villoch, encontré cosas de verdad sorprendentes para esa época tan remota como es 1946, donde él refiere:
Después de la aparición de la Dietética, que convierte los placeres de la mesa en un empleo de vitaminas con su tabulación de calorías y sus abnegadas contraindicaciones, el Manual de Brillat Savarín se ha reducido a un simple documento literario. Ya no se come lo que se quiere, si lo que se puede…
… ahora se ingiere vitaminas A, B… Para lograr tales o cuales efectos… La Ciencia, con mayúscula, ha derrotado a la Cocina, también con mayúscula… El conflicto insoluble entre el apetito y la dieta, he ahí el suplicio contemporáneo de los glotones.
El Manual de Brillat Savarín, es un tratado de fisiología del gusto, ya hablaré de él en otro momento.
Así que la lucha que muchas personas tienen con el puedo o no puedo, engordo o no quiero engordar. Hacen una dieta y a mitad de camino la dejan y entonces engordan el doble. Eso viene desde muy atrás.
Recuerdo que cuando niña tenía una amiguita que su mamá quería que tuviera cuerpo de modelo y la llevaba al Dr. Anido, en Santa Clara, para ponerle una dieta. De dieta en dieta la pobre sufría y por detrás comía bombones, chocolates y les pedía a las amiguitas un pedacito, como niña al fin. Cuando dejó la dieta, engordó el doble. Nada, su constitución física era doble como decían los que acumulaban juventud, en aquellos tiempos.
Menos mal que a mi mamá no se le ocurrió seguir sus consejos y claro seguí gordita y todavía hoy sigo gordita, “hermosa”, para aquellos tiempos. Como diría mi abuela.
Las tendencias cambian, cuando se veían los anuncios de alimentos de niños, eran niños con rosquitas; mientras más mejor, cacheticos y rizos rubios. Se veía en las etiqueta de los productos de alimentos para niños. Las mujeres hermosas eran aquellas envuelticas en carne, las bien llamadas criollitas, fueron muy famosas las Criollitas de Wilson. Las delgadas las miraban de reojo. Después todo cambió, todo, los niños delgados eran más saludable y la imagen de la mujer cambió a casi ser anoréxica, mientras más se salieran las “pistolas” de la cadera, más elegantes. Y de ahí nuestra lucha por la dieta, comer sano, muchas a convertirse en rumiantes a toda costa por estar en la línea, sin tener en cuenta la edad y la constitución física. No hacemos nada con una dieta si no se hace ejercicios. ¿Nuestros pellejitos dónde los metemos?
Es importante comer saludable y hacer ejercicios físicos, pero tenemos elementos minerales que el cuerpo necesita para su actividad, como por ejemplo el hierro. No se rían, cuando niña vi a muchas de nuestras mayores que ponían un clavo de línea de ferrocarril; mientras más oxidado mejor, en una botella de vino Viña 95, esto no es mentira. Yo lo tomé porque no fijaba el hierro. Tampoco quiero decir que tenemos que comer carne todos los días, como se dice, para estar fuerte, es un error y quizás más dañino.
Los vegetales tienen vitaminas y minerales, y son una fuente de proteína importante, pero deben consumirse acorde con la actividad que se realiza.
Me trae a la mente algo que leí sobre Lezama Lima cuando le dijo a la doctora Ada Kouri, cardióloga, que su gordura era glandular y ella respondió muy serenamente: perdone, Lezama, en los campos de concentración nunca se vio a nadie con gordura glandular.
Creo que es importante para nuestra salud comer saludable y saciar el apetito de la manera más saludable posible y hacer ejercicios físicos, pero que eso no se convierta en una obsesión. En mi opinión debemos tener en cuenta nuestra constitución física, muchas personas pueden comerse un “tanque” de comida y no engordan ni una onza, pero otros con tomarnos un vaso de agua, engordamos sin consuelo.
Si se hace dieta y esta no se conjuga con ejercicios físicos no hacemos nada.
En una entrevista que concedió a Ciro Bianchi, el Dr. Presno Albarrán, cirujano, refirió que después de operar a un paciente le entregaba una dieta confeccionada por gastroenterólogos. Un día se detuvo a leerla y se dio cuenta de que ni él podía seguir aquella dieta y mucho menos podían hacerlo aquellos pacientes humildes que atendía en el hospital Calixto García, donde prestaba servicio. Comenzó entonces a preguntarles si seguían la dieta indicada y se dio cuenta que no. Inquirió sobre las comidas que hacían, y se dio cuenta de que cuando usted come con gusto, la comida no hace daño.
Coma, haciendo lo que tenga y pueda, con mucho amor (ingrediente principal) y gusto.
Son varias las propuestas de hoy. Mariposita sorpresa, pan chino casero, arroz chaufa y sopa de arroz con pollo. Tratando de hacer en Cuba una comida china, que no es una comida en sí, sino una cultura a la hora de comer, por lo que está implícito en ella. Espero las disfruten.
Mariposita sorpresa
Mariposita. Foto: Cubano y punto.
Escriba en papelitos una frase o un pensamiento.
Ingredientes (varios servicios):
Una taza de maicena, 1 taza de azúcar blanco, 4 huevos, 8 cucharadas de aceite, 8 cucharadas de agua, 1 cucharadita de café en polvo y vainilla a gusto.
Preparación:
Mezcle la maicena y el azúcar, pásela por un colador y póngala en una fuente honda. Añada los huevos batidos, el aceite y mézclelo todo bien. Agregue el agua, el café y la vainilla, mezcle hasta obtener una masa homogénea.
Ponga un sartén o una planchita lisa a la candela sin que se le pase de calor, a fin de que se pueda trabajar con la mano sin quemarse. Añada una cucharada de la masa y aplástela con una cuchara de madera hasta obtener una tortillita redonda, ponga el papel con el pensamiento o la frase y dóblela a la mitad y luego de nuevo a la mitad.
Póngalas a la mesa para compartir con las amistades.
Pan chino casero
Pan chino. Foto: Cocínate el mundo.
Los panecillos chinos fritos hechos en casa. Es un bocado sencillo y exótico.
Ingredientes (4 servicios):
Una taza y ½ de harina, 1/8 cucharadita de levadura seca, 1 cucharada de azúcar y ½ mazo de perejil. Aceite de ajonjolí o el que tenga para freír, 2 1/2 cucharadas de manteca de cerdo o aceite, ½ taza de agua tibia y sal a gusto.
Preparación:
Limpie, lave y pique bien fino el perejil. En una fuente honda ponga la harina, la levadura, el azúcar, sal y mézclelo todo bien. Añada la manteca, agua poco a poco y amase hasta obtener una masa homogénea y suave. Tape la fuente con un paño limpio y colóquela en un lugar en reposo hasta que la masa doble el volumen.
Destapamos la masa y la ponemos sobre una superficie lisa y polvoreada de harina, pique en cuatro partes y tomamos una y la estiramos con un rodillo hasta formar una lengua rectangular de dos o tres dedos de ancho y medio centímetro de grosor.
Cogemos un poquito más de manteca derretida y pintamos con una brocha de cocina la superficie y polvoreamos con el perejil.
Comience a enrollar desde un extremo. Se repite el proceso con los otras parte de la masa. Y dejemos reposar una media hora. Pasado el tiempo, ponemos los panes a cocinar al vapor durante 11 minutos.
A continuación, ponemos una cacerola o en una freidora con aceite necesario y cuando esté caliente ponemos a freír los panes hasta que estén dorados, los sacamos y los dejamos escurrir bien y lo ponemos sobre un papel de cocina para que absorba toda la grasa.
Arroz chaufa
Arroz chaufa. Foto: Recetas de cocina fáciles.
Ingredientes (4 servicios):
Cuatro tazas de arroz hecho, 1 taza de cerdo picado en dados, 2 cucharadas de manteca, 1 mazo de cebollinos, 1 cucharada de salsa de soya, 4 huevos y sal a gusto.
Preparación:
Limpie, lave y pique fino el cebollino. Ponga un sartén con una cucharada de manteca a la candela, bata dos huevos y haga una tortilla fina. Repita con los otros huevos. Pique la tortilla en cuadrados pequeños y resérvelos.
Poner a la candela una cacerola con la cebolla y el cerdo y dejarlo sofreír hasta que esté dorada la carne, agregar el arroz, la tortilla picada, la salsa de soya y puntéelo con sal a gusto. Mézclelo todo bien con una cuchara de madera. Sírvalo caliente.
Sopa de arroz con pollo
Sopa de arroz con pollo. Foto: Mahatmarice.
Ingredientes (4 servicios):
Una taza de arroz, 1 taza de dados de pollo, 4 litros de agua, 2 cáscaras de naranja, 4 cucharadas de salsa china, 2 cucharaditas de aceite de maní, o el que tenga, sal y pimienta a gusto.
Preparación:
Limpie y lave el arroz. Ponga a la candela a fuego lento un caldero con el arroz, el pollo, el agua, la cáscara de naranja y la sal y déjelo cocinar hasta que el arroz quede bien blandito. Puntéelo con la pimienta.
Sirva en platos individuales, añada a cada uno de los platos una cucharadita de salsa china mezclada con media cucharadita de aceite de maní. Sírvala caliente.
