—¿Y eso qué es?
—Una solicitud de manifestación.
—¡¿Otra?!
—Técnicamente es la primera, al ser denegada la anterior.
—Igual podemos poner toda la técnica en función de disolverla, pero a ver, sobre qué va la cosa ahora.
—Es una manifestación contra el calentamiento global.
—¿Y eso qué puede importarles?
—Es una crisis de alcance mundial que nos afecta. Es notorio el retroceso de nuestras costas.
—¿Retroceso ante qué?
—Ante el avance del mar. En muchos lugares se han perdido decenas de metros, de ahí lo cara que está la libra de caracoles.
—Conviene que se los tiren a ver si esta vez tienen más suerte. ¿En qué fecha es la cosa?
—El 8 de noviembre, Día de la Constitución y Fiesta Nacional en Tonga.
—¿Y qué pinta Tonga en todo esto?
—Que es uno de los tantos archipiélagos amenazados con desaparecer si el mundo se sigue calentando.
—En eso tienen razón: hay un archipiélago que va a desaparecer si sigue calentando demasiado.
—Escogimos el Día de la Constitución de Tonga porque la carta magna de ese pequeño Estado insular es una de las más estrictas e inflexibles del mundo.
—¿Y por qué allá la celebran entonces?
—Porque lo impone el rey, es el que manda. Según la Constitución, su identidad es sagrada, es gobernante de todos los jefes y del pueblo, administra el país junto con sus ministros. Coincidentemente…
—…es un estado insular, como el nuestro. ¿Y dónde proponen el desfile ese?
—Desde la embajada de Islas Salomón, en 12 entre 5ta. y 7ma., hasta la playita de 16, para refrescar.
—¿Islas Salomón? Esto me huele a tonga de países implicados, me lo dicen tus respuestas salomónicas.
—En los últimos veinte años la subida del nivel del mar en Islas Salomón ha sido tres veces mayor que la media mundial. Nos estamos solidarizando también con Nauru, Islas Fiyi, Kiribati e Islas Cook, todos territorios amenazados con ser tragados por el mar.
—¡Amenazados nosotros, no jodas! Pero será mejor hundirnos en el mar que antes…
—Pertenecen al Pacífico.
—Ya leo sobre el supuesto carácter de la manifestación.
—En Nauru vive un pueblo indígena genéticamente acostumbrado a pasar grandes temporadas sin ingerir alimentos, hasta que la dieta occidental ha impuesto el pollo.
—¿Sigues hablando de coincidencias?
—En lo absoluto. Los científicos explican así que los ciudadanos de Nauru sean de los más obesos del planeta. Tienen un alto por ciento de inmigrantes que sufren del síndrome de resignación, pues los tienen detenidos injustamente en centros de internamiento muy cuestionados por los defensores de los derechos humanos.
—Eso les hace falta a ustedes: un tiempito de internamiento a ver si se resignan.
—Saldremos en defensa no solo de esos cinco países. Son en realidad treinta y nueve los Estados insulares amenazados, a pesar de ser lugares paradisíacos en los que el turismo es el principal motor económico. En todos ellos la producción propia es muy limitada, lo que significa que lo importan casi todo, en el caso de la comida más del ochenta por ciento.
—Si vamos a hablar de amenazas, Cuba lleva más de sesenta años jugándosela.
—Nuestra nación no está en esa lista. Se supone, según la ONU, que su extensión territorial permite grandes explotaciones agrícolas o ganaderas, o que los miles de kilómetros de líneas costeras aporten una cantidad significativa de peces.
—¿Qué quieres decir con ello?
—…Que el calentamiento global es una cosa tremenda.
—¿Y es tan grave el problema de esas islas como para solicitar una manifestación en su apoyo? ¿Acaso van a hundirse tan pronto y de todas formas?
—Es irrevocable, sí.