Chris Taylor sacudió tres estacazos de vuelta completa, A.J. Pollock se anotó dos, y los Dodgers de los Ángeles se mantuvieron con vida en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, al derrotar a los Bravos de Atlanta por segunda ocasión en cinco partidos, esta vez con paliza de 11-2.
Los Bravos marcaron un par de rayitas en la misma primera entrada para enmudecer los graderíos del Dodgers Stadium, cuando Freddie Freeman golpeó una bola de nudillos lanzada por el abridor Joe Kelly y la mandó a volar 425 pies con un compañero en circulación.
Un capítulo más tarde los de casa reaccionaron a fuerza de muñecas y tomaron la delantera en el marcador. Sendos bambinazos de Pollock y de Taylor, el de este último con una almohadilla ocupada, le estropearon la noche a Max Fried, un serpentinero que fue líder en efectividad en la segunda parte de la temporada regular y que solo había permitido un par de carreras en 12 episodios en estos playoffs.
Una más en el tercero, remolcada otra vez por Taylor con sencillo al centro del terreno amplió la ventaja, mientras el fantasma de la remontadas, invocado por los Dodgers en la temporada pasada, se movía inquieto por algún rincón del estadio.
Cerrando la quinta entrada ya no había dudas que la tropa del polémico Dave Roberts forzaría a un sexto partido en estos playoffs. Fried boleó al legendario Albert Pujols antes de irse a la cueva y un desbordado Taylor se apuntó su segundo cuadrangular de la jornada, este frente a los envíos de Chris Martin, para sepultar de una vez y por todas las esperanzas de los visitantes.
En el “Lucky seven”, Taylor continuó en “estado de gracia” aupado por su delirante fanaticada y volvió a despachar la esférica más allá de los límites del terreno para convertirse en el primer bateador que lo logra en postemporada en un partido de posible eliminación, y el número 11 en realizar la hazaña en un desafío de playoff.
El toque final de la fiesta lo dio Pollock en el noveno con su segundo vuelacercas del partido, esta vez con dos compañeros en los sacos, para completar un racimo de cuatro carreras que maquilló la pizarra e hizo hervir las tribunas del legendario estadio.
Evan Phillips se llevó el crédito del choque al retirar a cuatro rivales, tres de ellos por la vía del ponche.