Al frente de la OEA, calzado por Estados Unidos, Almagro ha desestabilizado democracias, manipulado informes y datos con fines políticos e intervenido en asuntos internos. Foto: Radio Universitaria de Chile.
El informe sobre las elecciones bolivianas de 2019, que usó el secretario general de la OEA, Luis Almagro, para reforzar la matriz sobre un presunto fraude por el presidente Evo Morales, y que sirvió como soporte al golpe de
Estado que llevó al poder a Jeanine Áñez, debe ser reabierto y revisado por la organización, consideraron expertos reunidos en Washington.
Analistas del Centro de Estudios y Políticas Publicas (CEPR), el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y el departamento de Relaciones Exteriores de la Universidad de Tulane (Luisiana), que colaboraron en la auditoría que, en diciembre de ese mismo año, resolvió que las elecciones bolivianas que dieron el triunfo a Morales “no fueron fraudulentas” y “se trató de un proceso de escrutinio limpio” señalaron que el tema “está lejos de ser un caso cerrado”.
Entre las conclusiones de aquella auditoría estuvo, además, que los alegatos en contra de los comicios fueron distorsionados y motivados por intereses políticos.
Durante la conferencia “¿Qué pasó con las elecciones en Bolivia?”, auspiciada por las representaciones de México, Bolivia y Argentina en la sede de la OEA, en Washington, la embajadora mexicana ante el organismo interamericano, Luz Elena Baños, lamentó que la Secretaría General y los órganos responsables de aquella misión de observación electoral que emitió el informe se hayan negado a participar en este evento.
“Los serios y graves cuestionamientos a la misión de observación electoral de la OEA no serán superados con prácticas antidemocráticas, cerrándose al diálogo y defendiendo de manera absurda los argumentos de la Secretaría General”, sostuvo la diplomática.
Por su parte, la directora de la Red Andina de Información, Kathryn Ledebur, recordó que este viernes se cumplen dos años del informe sobre el supuesto fraude “que, a pesar de su notable falta de sustento, fue aprobado por muchos Gobiernos, entre ellos Estados Unidos y la Unión Europea”.
Esos gobiernos –dijo– fallaron al pasar por alto “el efecto violento y corrosivo” que tuvo en su momento aquel paso. A saber, el golpe de Estado que llevó a la derechista Jeanine Áñez a la presidencia y los actos de represión subsiguientes, con un saldo de 38 personas asesinadas, cientos de heridos, miles de detenidos y actos de tortura en las prisiones.
A dos años del informe de Almagro, las condiciones son distintas. En un nuevo proceso electoral el partido de Morales, el MAS, ganó y regresó al poder con el presidente Luis Arce.
En el Congreso estadounidense se han levantado voces que expresan serias preocupaciones por el papel jugado por el secretario general en los reportes de fraude electoral y exigen que el Departamento de Estado examine y evalúe el papel de OEA en las alegaciones de fraude con el desenlace de graves violaciones de los derechos humanos inmediatamente después de que la OEA publicara su informe.
Las denuncias del CEPR y el MIT fueron reportadas en extenso por The Washington Post y The New York Times, que también concluyeron que el informe de la OEA estuvo “seriamente errado”.
Hasta ahora, Almagro se ha negado a examinar las refutaciones técnicas a su informe. Y los representantes del Departamento de Cooperación y Observación Electoral (DECO) y para el Fortalecimiento Democrático de la OEA rechazaron participar en el debate alegando que se trata “de un caso cerrado”.
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(Con información de La Jornada)
