Llevar una revista humorística como Palante, tan apreciada por todo el que la ha leído es un mérito tremendo. Porque poseer la habilidad y destreza para hacer humor es ya un desafío, nunca es fácil hacer reír.
Mercedes Azcano Torres, la actual directora y una de las más avezadas redactoras de esta publicación murió ayer en La Habana. Sobre ella recayó la responsabilidad de la marcha de esa publicación, con su luz al frente durante once años.
Asuntos legales, Como en las películas, Discurso de agradecimientos, Colchones con relleno, Socorro me han cambiado al marido, son algunos de los tantos cuentos que escribió, narraciones cómicas en las que se percibe la creatividad de una autora brillante por su desenfado.
Sus cuentos son una extensión de ella. Historias para pensar mientras ríes…humor inteligente.
Este 20 de octubre, cuando se celebraba el Día de la Cultura Nacional, falleció Mercedes Azcano. Y resulta irónico que en una fecha significativa se pierda a una periodista, que con un maravilloso y creativo equipo impulsaban la salida permanente de una revista de humor gráfico y literatura.
Si juzgáramos al artista por su obra, podríamos deducir que Mercedes era una mujer con una gracia y una alegría de vivir notable. Mas, si fuera cierto que tras la risa se oculta la tristeza, no importa, porque en Mercedes la tristeza se proyectaba fortificando y construyendo, y haciendo felices a los demás, su público, familia, amigos de trabajo. Imaginemos que Mercedes se sintiera muy triste y luego escribiera y creara y nos deleitara con la gracia del humor cada día. Entonces Mercedes está transformando su tristeza en arte, haciendo maravillas, salvándose y salvándonos con la risa, una y otra vez.
Palante ha perdido ya a muchos de sus creadores. El 1ro de septiembre de este año lo golpeó la muerte de la caricaturista y diseñadora Mirian Alonso Cabrera, jubilada de la Editora Palante. Miriam y Mercedes fueron dueñas de un humor reflexivo, inclusivo y consciente, reconocible en cada una de sus crónicas costumbristas, cierto en ese arte de provocar una carcajada espontánea y primero que todo perspicaz.