A los 68 años de que el joven abogado asumiera ese encargo personal y pronunciara los argumentos devenidos La historia me absolverá por la última frase de sus palabras, fueron expuestos en el lugar publicaciones de Rojas y Suárez que arrojan luces sobre el acontecimiento.
Por su parte, integrantes de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana se sumaron al tributo en el cual el doctor Frank Josué Solar, presidente de la Cátedra Honorífica dedicada la obra y el pensamiento de Fidel Castro en la Universidad de Oriente, enfatizó en la trascendencia de la fecha.
Afirmó el historiador que el alegato devino programa estratégico de la Revolución y simbolizó la continuidad del asalto al Moncada porque si aquel fue una derrota militar, el juicio significó una victoria política que se expresó en el triunfo insurreccional casi seis años después.
La denuncia de los crímenes contra los asaltantes y del intento de amordazar al líder con el límite del pequeño recinto fueron también analizados por Solar, quien precisó que también esas palabras dejaron claro que no se trataba solo de un cambio de gobierno, sino de transformación profunda del país.
A raíz del asalto a la segunda fortaleza militar el 26 de julio de 1953 por un grupo de jóvenes revolucionarios, bajo el mando de Fidel, fue seguida la Causa 37 a partir del 21 de septiembre de ese año en el Palacio de Justicia de esta urbe.
El Tribunal decidió separar al líder del asalto para juzgarlo en la pequeña y aislada salita de enfermeras del Hospital Civil, también atacado en aquella mañana de domingo.
Considerado como la obra política, revolucionaria y jurídica más importante en el siglo XX en Cuba, La historia me absolverá trascendió como denuncia de los males acarreados por el sistema capitalista a los cubanos y proyección para salir de ese sombrío legado.
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