En un segundo video se escucha a un funcionario castrista arengando en contra de la marcha pacífica a favor de los derechos humanos y la libertad de los presos políticos.
“Está claro que ahora, ni en el futuro, el derecho a la manifestación puede utilizarse para subvertir el sistema político, para derrocar el proyecto socialista cubano, o para establecer alianzas con grupos y organizaciones que reciban financiamiento exterior con el objetivo de promover los intereses del gobierno de los Estados Unidos y otras potencias extranjeras”, alega el orador.
El funcionario lanzó amenazas contra Archipiélago acusando a sus promotores de una “deshonrosa y canalla acción anexionista”, aunque Saily González, el dramaturgo Yunior García y otros activistas han declarado explícitamente los motivos lícitos de la marcha y su independencia.
“¡Orgullosa de mi barrio que ha despertado! Y dispuesta a respetar a quienes se reafirman como continuidad, siempre que sea desde la sinceridad. Espero la misma actitud de ellos hacia mí”, expresó la activista por la democracia tras el mitin de odio.
“De más está decir que las palabras ‘gritadas’ no son más que cuentos que ha inventado el poder para desacreditarnos a los de Archipiélago. (…) En esta lucha, como en la vida, el primero que grita pierde”, concluyó González.
Según el historiador, escritor y profesor cubano Abel Sierra Madero, “los actos de repudio son prácticas violentas e institucionalizadas en Cuba. Son rituales gestionados por el Estado contra personas indefensas”. El ensayista sostiene que, contrario a lo que muchos creen, “se implementaron en la década de 1970, mucho antes del éxodo del Mariel”.