Los planes de ciertos grupos minoritarios existentes en el país —dirigidos y financiados desde el exterior— de realizar “marchas pacíficas” en Cuba alegando el derecho recogido en el artículo 56 de nuestra Constitución, trasluce la intención de crear el caos
La propia Constitución de la república de Cuba responde desde sus artículos que no se puede violar su letra y espíritu al servicio de una potencia extranjera. (Foto: Tony Hernández Mena)
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Dejémonos de engaños y subterfugios: los últimos planes de la contrarrevolución cubana, auspiciada y financiada desde el exterior, de realizar una “marcha pacífica” no buscan otros objetivos que desestabilizar el país, crear el caos y forzar un cambio de régimen, ya sea mediante una revuelta interna, una intervención “humanitaria” por parte de Estados Unidos o la combinación de ambos escenarios.
Hay que pecar de ilusos e ingenuos para creer que este movimiento solo busca exponer sus reclamos de una manera ordenada y civilizada y que no persigue generar desórdenes y guarimbas en los que se ataque, como ocurrió los días 11 y 12 de julio pasado, a carros patrulleros, comercios e instituciones sociales y estatales, así como a ciudadanos, en una parafernalia de violencia que busca desatar represión y la fabricación de víctimas que devendrían “mártires” del grupo sedicioso.
Sobran argumentos para estas alegaciones, porque fue la realidad misma la que demostró hace algo más de tres meses cómo actúan y qué factores mueven a estos individuos, los cuales se concertaron entonces por Internet al son de una consigna remitida desde el exterior, que les ordenaba tomar las calles para protestar ante la crítica coyuntura que vive el país por la covid y la escasez de alimentos, y ahora también lo hacen por órdenes llegadas desde Miami.
En aquellos momentos la citada consigna de iniciar protestas llegó de un activista de ultraderecha desde Argentina; pero en el actual proyecto, cuya cara visible es el dramaturgo Yunior García Aguilera, la iniciativa se supo primero en la capital de la contrarrevolución en el Estado de la Florida y, como elemento importante a destacar, figura el hecho de que la decisión de adelantar la proyectada marcha del 20 al 15 de noviembre fue publicada por los medios en ese territorio yanqui.
En el contexto actual, el señor Yunior García aparece como el candidato ideal para Estados Unidos y Europa —entiéndase instituciones estatales como la NED, la Usaid, y otras pseudo autónomas como Open Society, tanques pensantes y algunas ONGs—, para representar a una nueva hornada de dirigentes contrarrevolucionarios isleños que sustituyan nombres desgastados y desprestigiados como los de Elizardo Sánchez Santa Cruz, Berta Soler y José Daniel Ferrer, entre otros.
Quisiéramos pensar que García Aguilera, autor de la carta de solicitud al gobierno de La Habana para la referida “marcha pacífica”, se cree verdaderamente su papel de líder independiente, pues es práctica universal que en este tipo de situación quien paga, ordena y manda, y está claro de dónde salen los fondos que financian la contrarrevolución en Cuba. Dicho sin medias tintas: las decisiones las toman en Miami y sus asalariados en la isla las ejecutan.
Un elemento a considerar es el éxito que han tenido quienes pretenden gobernar a Cuba desde Miami en su afán de subvertir la verdad a través de las redes sociales, pues quienes se han mostrado propicios a participar en estas “guarimbas” han desterrado de sus mentes el bloqueo de Estados Unidos a Cuba como origen fundamental de las estrecheces y penurias que vivimos.
https://youtube.com/watch?v=i8ESQ08k6vU
Causa perplejidad esa amnesia inducida en muchos individuos, porque ese bloqueo lo han estado oyendo y sufriendo en la perla antillana desde su niñez, y ahora, en poco tiempo y debido a las tergiversaciones que les llegan por Internet, les han cambiado su matriz mental para hacerles creer que la culpa de todo la tiene el Gobierno cubano.
Ellos ni siquiera se han parado a pensar en el efecto criminal de las 243 medidas de estrangulamiento adoptadas por la administración de Donald Trump contra la isla, que han sido mantenidas por Joe Biden, el actual presidente norteamericano, e incluso incrementadas de manera oportunista en espera de que la pandemia y el bloqueo acaben de provocar el estallido social que tanto anhelan para forzar de una vez un cambio de régimen.
Provoca estupor también que se les eche la culpa de las penurias a quienes, como todo el pueblo, sufren sus efectos y luchan a brazo partido bajo la dirección del presidente Miguel Díaz-Canel, por encontrar salidas a una situación provocada por el empecinamiento de la mayor potencia mundial en rendir por hambre y miserias al pueblo heroico de José Martí y Fidel Castro.
Estos individuos toman por modelo a un imperio desgastado por constantes descalabros que, como el de Afganistán, han puesto de manifiesto hasta la saciedad su entraña criminal, capaz de destruir países y llevarles la inestabilidad y el caos, como en Libia, el propio Afganistán, Siria, Yemen y otras naciones.
Nos aprietan el cuello y luego nos critican porque respiramos mal, dijo en cierta oportunidad al referirse al bloqueo el Comandante en Jefe Fidel Castro, paradoja que se complementa con el ansia de algunos de ir a refugiarse en la casa de quien nos agrede. Ellos han invocado la Constitución como fuente de derecho para realizar su pretendida “marcha pacífica” y la propia Constitución responde desde sus artículos que no se puede violar su letra y espíritu al servicio de una potencia extranjera.